Inicio Grandes Circuitos Un cachetazo a los tópicos y un monumento a Hall y Boutier

Un cachetazo a los tópicos y un monumento a Hall y Boutier

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Hall y Boutier © Ladies European Tour
Hall y Boutier © Ladies European Tour

En el día más escocés que se recuerda en Gleneagles en los últimos, por lo menos, cinco o seis… días, porque jornadas como ésta, con agua, vendaval y un frío del demonio hay a porrillo en estos lares, se impuso Estados Unidos. Haríamos bien en grabarnos esto a fuego, a ver si con el tiempo conseguimos no caer en el análisis simplista y facilón de que mal tiempo es igual a bueno para Europa y malo para Estados Unidos. No, señores. Con unas condiciones de perros, las que se han tenido sobre todo por la tarde, las americanas han sido mejores en los fourballs (1,5 a 2,5) y han igualado al máximo la Solheim Cup (8 – 8) antes de los individuales. Es más, de no ser por la bravura, tenacidad, entrega y fe de dos jovencitas de 23 y 25 años, Georgia Hall y Celine Boutier, la tragedia podría haber sido aún mayor para el Viejo Continente.

Loe pesos pesados de Europa han fracasado esta tarde en Gleneagles. Con el viento, el frío y la lluvia han perdido las dos parejas en teoría más poderosas de Catriona Matthew: Anne Van Dam y Suzann Pettersen y Azahara Muñoz y Carlota Ciganda. Bien es cierto, no lo olvidamos, que los partidos han estado muy igualados, disputados al límite y se han decidido en los últimos hoyos, en el 18 el de la noruega y la holandesa, y en el 17 el de las españolas. Es decir, en cierto modo han sido monedas al aire que han caído de su lado, aunque en ambos casos los duelos siempre estuvieron dominados por las americanas.

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Van Dam ha pagado seguramente la novatada. Algo parecido a lo de Rory McIlroy en Hazeltine. Ha cogido la Solheim Cup con muchas ganas, ha sido la gran animadora de Europa, es fabuloso ver cómo contagia, cómo conecta con el público, cómo vibra y lo siente. Se agradece, y mucho, desde fuera, pero también desde fuera, queda la duda de si no ha consumido demasiadas energías en esa sobreexcitación. Ha dado la sensación de que se ha quedado sin fuelle por la tarde. Ha estado muy incómoda con el viento y no ha podido pegar ninguno de sus grandes golpes, especialmente con los hierros. Lo ha pasado fatal en las condiciones más duras.

Y ahí es donde hay que rendir tributo a Pettersen. La veterana es la que ha dado la cara. Ha jugado muy bien y ha mantenido con vida a la pareja hasta el 18. Nada menos que cinco birdies ha hecho la nórdica para aguantar el empuje de Altomare y Annie Park, dos golfistas que no tienen nada especial (aunque su putt se acerca muchísimo), que no deslumbran, pero que se agarran al terreno como lapas y no dan su brazo a torcer. Vencerlas es como ganar la final olímpica de los 3.000 obstáculos.

El único birdie que le faltó a Pettersen fue el del 18 para empatar. Habría sido el broche de oro a una actuación memorable de una jugadora que ha sido madre hace unos meses y que llevaba alejada de la competición mucho tiempo antes de esta Solheim. Una golfista en semiretirada que está demostrando una raza extraordinaria.

Azahara y Hall sostienen a Europa en medio del frío y el viento

El segundo duelo del día ha sido también cardíaco. Es un topicazo. Pero así ha sido. Con alternativas constantes. Caroline Masson y Jodi Ewart Shadoff, al menos, se han quitado el sambenito de perdedoras. Han arrancado medio punto a una pareja muy dura como Lexi Thompson y Marina Alex. Han hecho nueve birdies entre ambos equipos en los últimos diez hoyos. Cuando el mal tiempo más arreciaba. Se han fajado y, seguramente, el medio punto repartido es justo.

Eso sí, es difícil quitar de la cabeza el putt que se le ha escapado a Masson en el 18 para ganar. Tenía dos metros cuesta arriba y no lo ha metido. Doloroso. Cruel hoyo 18 para las europeas, ya que les ha quitado hasta el momento mucho más de lo que les ha dado.

El tercer partido ha sido el de la gesta para las europeas. El primer partido épico de esta Solheim para las azules. Después de siete hoyos, Celine Boutier y Georgia Hall perdían por cuatro hoyos ante Angel Yin y Ally McDonald, una pareja que ya había ganado el día antes su fourball por 7 y 5. Aquello más que cuesta arriba parecía el muro de Berlín. Y es que Hall y Boutier arrancaron jugando mal. Sin birdies en los ocho primeros hoyos y con muchos bogeys. El panorama estaba muy feo, pero no se han rendido y han dado la vuelta al duelo con una actitud sensacional, liderada sobre todo por Boutier, la novata, que metió putts muy importantes en el 16 y en el 14, para birdie y para eagle. Han ganado los cinco últimos hoyos en una transformación que recuerda al Dr. Jeckyl y Mr. Hyde. Este partido es al que tienen que agarrarse las europeas para empezar a preparar los individuales.

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Azahara y Carlota perdían el último partido. Se pusieron pronto por delante, dos arriba en tres hoyos, pero Lizette Salas y Danielle Kang le daban la vuelta ganando cuatro de los siguientes cinco hoyos, dos de ellos con birdie y dos con par. A partir de ahí ha sido una batalla para las españolas. Lo han intentado, pero no han podido.

Carlota no ha estado bien, no lleva una buena Solheim. Ha sumado dos medios puntos de cuatro, un bagaje escaso para la jugadora que llegaba a Gleneagles con la vitola de líder. Quién sabe si precisamente ese exceso de responsabilidad le ha jugado una mala pasada. Carlota tendrá que procesarlo y aprender de esto, sacar la lectura positiva porque tiene golf a borbotones y necesita encontrar la manera de conseguir que aflore en los momentos más importantes, cuanta más tensión se acumula. Hoy sólo hizo un birdie en 17 hoyos, muy poco para lo que ella, una de las jugadoras con más birdie del LPGA Tour, acostumbra.

Azahara tampoco ha estado tan brillante como en los partidos anteriores, pero sí ha conseguido mantener a flote la pareja. Ha hecho cuatro birdies, aunque en los últimos hoyos le ha faltado un giro de tuerca. Es posible que haya sido un error hacer que las dos españolas jueguen los cinco partidos. Desde luego es algo para estar orgullosos en el deporte español, pero la realidad es que cada vez se estila menos en estas competiciones, ya que el desgaste es muy grande.

Sea como fuere, la Solheim está empatada y todo se decidirá en los individuales de mañana. Doce puntos para ganar o perder el torneo. Cada una tendrá que responsabilizarse de su partido. No hay más cuentas. Es cierto que da la sensación de que Estados Unidos llega con más moral, ya que viene de menos a más, y ha conseguido remontar y ganar muchos puntos en los últimos hoyos. Pero este domingo será una película diferente. Se parte de cero. Empieza una nueva Solheim a doce puntos.

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