Ellos, y todos los demás jugadores que han salido en el turno matutino de juego de la primera jornada del Portugal Masters. Un chaparrón, y otro y otro y otro. Así, quizá, hasta diez o doce.
Aguaceros concentrados en uno o dos minutos. Y allá donde te cogiese había que salvar la situación como buenamente se pudiera. En ese sentido, el azar entra en juego. No es lo mismo que te rompa a llover a lo bestia cuando estás puesto sobre la bola encima de un tee, a que lo haga cuando están andando hacia tu bola…
Eduardo de la Riva (-5) y Nacho Elvira (-4), además, se han mojado de otro modo. En vista de que la situación se había puesto complicada en este 2014, se han tirado a la piscina y se han puesto a hacer birdies. Sólo estamos a jueves, pero el inicio es esperanzador.
De la Riva acaba de firmar su mejor tarjeta desde el pasado mes de marzo. Ya venía jugando bien, pero no terminaba de cuadrar una vuelta como Dios manda. El maldito putt es el culpable (el catalán arroja una de las peores estadísticas de putt del todo el circuito). Sin embargo hoy, sobre todo por sus primeros nueve hoyos, mostraba temple y puntería en los greenes.
Elvira, sin embargo, si venía jugando bien y hasta firmando tarjetas con resultados notables; su problema era (es) que no redondeaba una semana completa para terminar arriba. Ese es el listón a superar aquí en Portugal. Le va a ayudar esa tranquilidad que muestra a pesar de las apreturas.
