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Una escena doméstica en Qatar

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Cuadro surrealista de 2013 en veinte trazos desiguales y desordenados (II)

 

Justin Rose comiéndose un sandwich muy normalito en el hotel donde se hospeda en Qatar a eso de las once de la noche. Quizá, incluso más tarde…

El torneo ha acabado, su avión sale a media madrugada y prefiere hacer tiempo como sea para no echarse en la cama. El inglés es lo que todos ustedes sospechan: el colmo de la educación y el encanto. No le había ido demasiado bien en el torneo (tampoco le fue tan mal, decimosexto, aunque siempre lejos de la lucha por la victoria), pero hace tiempo ya, mucho antes de venir a Qatar, que la mirada de Rose revela una serenidad reconfortante. Se hace todo lo que se pueda y si sale, sale.

También aquella noche transmite semejante paz interior. Y aquel encuentro fugaz fue suficiente para celebrar su US Open casi como si lo hubiera ganado un español (es que los periodistas resultamos muy impresionables ante la cercanía y bonhomía de los protagonistas).

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