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Algunas lecciones tras llevar la bolsa de Gonzalo

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Álvaro Quirós y Gonzalo Fernández Castaño, durante la Final de la Escuela del European Tour. © European Tour
Álvaro Quirós y Gonzalo Fernández Castaño, durante la Final de la Escuela del European Tour. © European Tour

Decía Gonzalo que el objetivo en la Final de la Escuela, jugando él y llevando yo su bolsa, era acabar como amigos. Tengo que decir que ese objetivo está cumplido. No sé si seremos más amigos que antes, pero como mínimo lo somos igual que antes de llegar…

En cuanto al otro objetivo, que recuperase la tarjeta del circuito europeo, hay que darle todo el crédito a Gonzalo por su juego, que ha sido bueno o muy bueno a lo largo de los seis días de competición. Su día más flojo fue el último y de todas maneras no se puede decir que jugara nada mal, solamente fue el día menos bueno. De verdad, le he visto pegando muy bien, jugando muy bien. La principal conclusión que saco sobre Gonzalo después de esta semana es que así es muy difícil pensar que no pueda jugar en el PGA Tour.

La actitud de Gonzalo

Pero lo mejor, por encima del juego, ha sido su actitud. Ha sido espectacular. No ha perdido la compostura en ninguna circunstancia. El buen juego también ayuda, pero también juegas mejor gracias a la actitud, así que a veces no se sabe donde acaba una cosa y comienza la otra… Lo dicho, su actitud ha sido modélica.

En cuanto a mi experiencia particular como caddie, lo primero que ves enseguida es que no tiene nada que ver tu implicación emocional con lo que está ocurriendo. Los fallos, viéndolos desde fuera, te afectan menos, es más sencillo mantener la cabeza fría y simplemente pensar que si Gonzalo ha fallado un golpe, pues el siguiente será mucho mejor. Quizá esa sería la lección que tengo que aprender de esta semana para cuando yo esté jugando: tener la cabeza más fría, jugar con un poco menos de implicación emocional, pero claro, eso no es sencillo.

Sabía que iba a la Final a acompañar, a apoyar y sólo cuando Gonzalo tenía dudas entraba en acción, pero más para confirmar que para imponer. Él me cantaba cada golpe, haciéndome partícipe en todo momento y la verdad es que en seis días apenas nos habremos equivocado de palo una vez, en un par 3 que cogimos un palo de más y nos pasamos. En general ha sido una gran semana para los dos. Para mí en concreto porque he ayudado a un amigo durante una semana que siempre es complicada.