Aeropuerto de La Guardia, Nueva York. Está a punto de salir mi vuelo hacia Atlanta. Aún no me puedo creer que ayer ganara el Sybase Match Play Championship…
Apenas he podido dormir en toda la noche, y os aseguro que no fue porque me marchara de fiesta. Todo lo contrario. Fue una celebración tranquila, junto a la familia con la que me he quedado estos tres años de torneo. Sushi y cerveza. Todo muy bueno. A las cinco y media me desperté y no me pude volver a dormir. Creo que eran los nervios después de un día tan intenso y de la victoria. Así que me puse a responder los cientos de mensajes que me llegaron mientras veía por la tele la victoria de Rafa Nadal ante Djokovic en Roma. !Qué crack!
Antes de nada, muchas gracias a todos por los mensajes, sois geniales. Estoy alucinada. En el móvil tenía casi doscientos mensajes, en facebook y twitter más de cien… Sois una pasada. Me han felicitado desde todos lados y me ha hecho mucha ilusión: McDowell, Fowler, Larrazábal, Rafa Cabrera, Agus Domingo, mi gente de Doña Mencía que ni siquiera juega al golf, los chicos de Guadalmina… hasta un chico de voley playa que conocí en los Juegos del Mediterráneo… Creo que se ha enterado todo el mundo (jajajajaj).
En el primer hueco que he encontrado me pongo con el blog. Imagino que querréis saber muchas cosas, así que os voy contando. No ha sido una semana fácil. No quería venir al torneo, ya que mi abuela se encontraba muy enferma. Estaba a punto de morirse y prefería quedarme. Mi abuela es como mi madre. Vivía con nosotros y era muy especial. Pero mis padres y, sobre todo, mi hermana me dijeron que viajara y que jugara, que es lo que habría querido mi abuela.
No fue nada fácil tomar la decisión, pero al final viajé. Me despedí de mi abuela el sábado sabiendo que no la volvería a ver. Ya os digo que no fue nada fácil… Ahora bien, tengo que reconoceros que ha sido ella la que me ha hecho ganar. Igual pensáis que son cosas raras, pero yo creo que de algún modo ha estado ahí al lado ayudándome en cada momento. Yo me he acordado de ella siempre. Incluso, me entraban ganas de llorar en mitad de la calle. He pensado en ella a cada instante y nunca me he venido abajo. Me ha dado fuerzas. Es una alegría poder dedicarle una victoria como ésta, la primera en el circuito americano.
He jugado muy bien durante toda la semana y este triunfo me da si cabe más confianza. Ganar un torneo match play donde te enfrentas con las mejores te permite sacar conclusiones muy positivas desde el punto de vista mental. He hecho birdies cuando había que hacerlos y, sobre todo, he jugado muy bien los segundos nueve hoyos. Dicen que la primera victoria es la que más cuesta y yo lo he notado. Me ha costado ganar el primero.
Esta victoria no cambia mi calendario ni mis objetivos. Cuando estuve en el TPI (centro de Titleist en San Diego) hablamos mucho sobre los objetivos. Es una pregunta a la que siempre me ha costado responder. No me gusta. Tras aquella visitas decidí ponerme objetivos que realmente estén en mi mano, cosas mucho más simples… Por ejemplo: hablar con mis entrenadores después de cada vuelta y explicarles lo que he sentido y qué tal he jugado; tener unos objetivos concretos cuando voy a una cancha de prácticas y marcharme cuando ya he terminado; tener un plan cuando voy al gimnasio, planificar mejor los torneos… En definitiva, ordenar mejor el trabajo con unos objetivos reales que dependen de tí. Para qué voy a decir que quiero acabar entre las cinco primeras de la lista de ganancias si no depende sólo de mí.
En fin, muchas gracias a todos por vuestros mensajes de ánimo, por quedaros a ver la tele hasta tarde, por el apoyo… De verdad, me ha llegado todo. Espero que disfrutárais como yo de la victoria.
Hasta pronto.
