Era la primera vez que jugaba la Valenciann Cup y lo reconozco, no sé qué me ha pasado, pero en los primeros hoyos he estado un poco descolocada, como alterada, con miedo a equivocarme…
Me sentía extraña encima de la bola de María. Lo bueno, eso sí, es que la sensación sólo ha durado dos o tres hoyos. A partir de ahí, todo ha ido como la seda. Hemos jugado muy bien las dos. María ha pegado golpes muy buenos. Hoy la combinación ha sido fantástica. Los ingredientes se han mezclado perfectamente y la ensalada ha salido rica, rica. Mi drive ha funcionado muy bien y María ha pegado unos hierros espléndidos, así que estamos muy contentas, ahí arriba, a un golpe de las suecas y a pelear mañana nuevamente en el fourballs.
Nunca se sabe lo que puede pasar, pero tenemos muy buenas vibraciones para el fin de semana porque ninguna está tirando de la otra. Estamos jugando muy rectas, muy sólidas, apenas fallamos golpes y es casi imposible que en un mismo hoyo fallemos los dos. Eso te da mucha confianza. María y yo siempre hemos jugado muy bien juntas. Cuando éramos amateurs jugamos algunos europeos como pareja y lo cierto es que siempre ganábamos. Esto siempre te da un extra de seguridad.
El bogey del 17 ha sido porque hemos tripateado. Tiraba yo para birdie desde unos 10 ó 12 metros. Era un putt cuesta arriba y la verdad es que no me ha salido nada bien y me he quedado corta. He notado que no he tirado en todo el día ningún putt similar, todos han sido bastante más cortos porque, como os digo, hemos jugado muy bien. Y no quiero que suene a excusa, ¿eh? La bola se ha quedado a unos 2,5 metros y María ha fallado el putt de par. De todos modos, hemos terminado con un birdie magnífico en el 18 y ya os digo que estamos muy contentas.
Esta noche tenemos un acto en La Marina que suena divertido. Tenemos que hacer unos approachs en la playa (ya veréis las fotos) y la que consiga meterla en una canasta o en una portería se lleva un premio. A ver, a ver…
