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Creo que Pablo tenía hasta más ganas que yo de ganar conmigo

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Raúl Quirós y Pablo Larrazábal posan con el trofeo del MyGolfLife Open 2022. © Golffile | Eoin Clarke
Raúl Quirós y Pablo Larrazábal posan con el trofeo del MyGolfLife Open 2022. © Golffile | Eoin Clarke

Voy grabando ideas sueltas en el teléfono móvil mientras ando el campo de Sudáfrica que jugamos esta semana. Esto no para. Es el inventario. Suma y sigue. Ganamos el domingo, mi primera victoria en el circuito europeo como caddie y lo primero que me viene a la cabeza es que ya tocaba. En una sensación de alivio y satisfacción. Es felicidad.

Hemos estado muchas veces para ganar, pero la moneda no caía de nuestro lado. El domingo por fin lo hizo. Este es mi séptimo año trabajando con Pablo Larrazábal y los dos teníamos muchas ganas de lograr una victoria juntos. Creo que hemos hecho muy buen trabajo juntos en todo este tiempo y tenía que llegar la recompensa. Es como cuando te felicitan después de hacer un buen trabajo. Es satisfacción.

Yo siento felicidad y alivio y Pablo creo que también. Él lo tenía clavado. Siete años currando juntos y gana en la única semana que me he perdido en todo este tiempo, el Alfred Dunhill Championship de 2019. Me parece que él tenía hasta más ganas que yo de ganar conmigo (jajajajaja). Los dos abrazos del final fueron de alivio, de vamos, de ya tocaba joder… Nos quedamos casi sin respiración.

Fue una semana curiosa. Jamás he visto un cambio tan brutal en un campo de un día para otro. Del viernes al sábado parecía que jugábamos en otro sitio. Pasó de estar blandísimo, casi ni hacía ‘backspin’ la bola, a ponerse muy duro. Tocaba adaptarse y no era fácil. El sábado se nos fue un poco la vuelta, podríamos haber salido el domingo en mejor situación, pero yo tenía una extraña sensación de tranquilidad.

Yo creo que a veces las cosas, por el motivo que sea, las sientes. Yo esta semana he pensado muchas veces que íbamos a ganar, que iba a caer, que ya tocaba. El juego ha estado bien sin ser brillante y el putt ha estado espectacular. Pablo está en un gran momento. Lleva así mucho tiempo. Está calmado y cómodo. Atraviesa por un gran momento personal y eso se nota en el campo.

De la vuelta final me quedo con varias cosas. La primera es el putt del hoyo 10 de eagle. Tenía unos diez-once metros y tiró una piedra. Se pasaba cuatro o cinco metros, pero chocó de lleno contra el hoyo y cayó dentro. Esa fue la primera pista seria el domingo de que algo gordo podría pasar.

En el hoyo 11 hicimos un bogey tonto, pero después pegó dos tirazos en el 12 y en el 13. Me quedo especialmente con este segundo, a un par 3 con agua y una bandera esquinada. Era un golpe muy complicado y la clavó. La dejó a metro y medio. Impresionante. Otro momento clave fue el hoyo 15. Metió un putt de unos doce metros que nos dio mucha tranquilidad.

Es curioso pero cuando hicimos el bogey en el hoyo 17 yo estaba muy tranquilo. Otra veces, en una situación así, puedes pensar: vaya, esto se nos va a escapar. Pero el domingo no fue así. Pensaba que nos lo íbamos a llevar.

La única duda me entró en el primer hoyo del desempate. Nosotros teníamos la bola muy mal colocada y Adri Arnaus pegó un golpazo a metro y medio de la bandera. Ahí la verdad es que pensé: ya está, todos pensamos que Adri tiene que ganar antes o después y va a ser justo hoy, contra nosotros. Porque a Adri le toca. Más pronto que tarde le va a caer.

Sin embargo, Pablo pegó un tiro del terror, la dejó a dos metros y medio y metió un putt impresionante. Eso hizo que el putt de Adri se fuera un poco más lejos y lo fallara. Ya le llegará. No tengo ninguna duda. Jordan Smith la había dejado al lado para birdie y fuimos al segundo hoyo donde ya ganamos.

Ese putt de dos metros y medio del primer hoyo del playoff tiene su intrahistoria. Igual está feo que yo lo diga, pero sinceramente yo creo que se me da bastante bien leer las líneas en los putts. Depende de la semana, de cómo se encuentre él, Pablo me pide que las lea con él o no. Normalmente, cuando leemos juntos las líneas el putt entra. Es así. Sin embargo, esta semana me lo había pedido cuatro veces y las cuatro las habíamos fallado… Así que cuando me pidió que leyera la caída de ese putt de dos metros y medio, que había que meter sí o sí, lo primero que pensé fue que era imposible fallarlo. Estadísticamente es inviable que fallemos cinco putts leyendo los dos la línea… De verdad que estaba convencido. Y entró.

Otro detalle curioso de la ronda final. Como sabéis, estaba todo muy apretado y podía ganar cualquiera. Antes de empezar la ronda le dije a Pablo que nos teníamos que olvidar de la clasificación. En una situación así no puedes andar mirando el leaderboard ni especular porque vas a meter la pata. Le dije que nos teníamos que centrar en hacer siete-ocho menos y a ver hasta dónde nos llevaba eso.

Quiero destacar el bonito detalle de los españoles, jugadores y caddies. Todos allí en el green celebrando la victoria con Pablo y conmigo. Agradezco especialmente que me tiraran agua, ya que así pude disimular mejor las lagrimillas que me estaban cayendo de alegría. Aunque no fuera un torneo de los más grandes, es una alegría inmensa y además hemos dado un buen salto en el ranking mundial. Bien. Pero ya digo. Esto no para. Seguimos. Esta semana otra vez en la batalla.

1 COMENTARIO

  1. Enhorabuena Raúl, me alegro mucho por ti también! Que vengan muchas más que estáis en racha!!

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