Inicio Blogs Caddielandia Un viaje a Dubai en 2016 y otro a Medinah en 2012…...
La victoria de Nacho Elvira vista por su caddie Diego Suazo

Un viaje a Dubai en 2016 y otro a Medinah en 2012… para llegar a Gales

Compartir
Nacho Elvira y Diego Suazo, en la última ronda del Cazoo Open 2021. © Thos Caffrey | Golffile

Tormenta eléctrica en Irlanda del Norte. Nos mandan a la casa club. Parece que va para largo, buen momento para compartir con vosotros lo que ocurrió el domingo. Ya saben: su primera victoria en el European Tour, mi primera victoria, nuestra primera victoria. La primera sensación que tengo todavía hoy, cuando han pasado 48 horas, es felicidad. Mucha alegría porque el trabajo mucho y bueno que hemos hecho ha dado resultado. Porque sí, porque digan lo que digan, aquí trabajamos para ganar… y mucho más cuando se trata de la primera victoria.

Es alegría por lograr uno de los objetivos que tenía, y más aún con Nacho Elvira. Antes de meterme en lo que ocurrió el domingo, la semana y los momentos claves del triunfo, quiero hacer un poco de historia. No son las aventuras del abuelo cebolleta, pero casi. Me gusta que sepan de dónde viene todo esto que conseguimos el pasado domingo.

Nacho y yo hemos sido siempre muy buenos amigos, pero esta apasionante aventura profesional comienza en enero de 2016. Yo había hecho una buena temporada como profesional en 2014, pero en 2015 las cosas no me habían ido demasiado bien. Hablé con Nacho y le comenté que si no tenía caddie, a mí me encantaría ir con él para sentir la experiencia del European Tour, sacar algo de dinero y, sobre todo, aprender, verlos de cerca y comprobar de primera mano dónde estaba mi golf. Quería saber lo que tenía que mejorar para llegar algún día ahí.

Nacho no llevaba una buena racha de juego. Desde que ascendió al European Tour después de ganar tres torneos en el Challenge no le había ido bien. En aquella Gira del Desierto donde empezamos, llegó con ocho o nueve cortes seguidos fallados… y volvimos a fallar los tres: Abu Dhabi, Qatar y Dubai. A mí, aquello me sirvió para darme cuenta de varias cosas. La primera es que después de once años como profesional encontré que allí, en esos jugadores, había algo diferente que yo no tenía. Lo siguiente que supe es que Nacho era un ganador y que tenía mucho potencial. Y lo tercero y más importante, seguramente, es que había algunas cosas que, desde mi punto de vista, se podían hacer de otra manera e igual funcionaban. Me gustó la experiencia, pensé que le podía ayudar y le dije que estaría encantado de continuar con él si le parecía bien… Y así fue.

Después de aquello, trabajamos cuatro semanas seguidas en casa con todo su equipo, se pulieron algunas cosas y la primera semana de competición en Tailandia acabó decimosexto jugando muy bien. Muy poco después acabó segundo en Marruecos. Vamos bien…

Siempre he creído mucho en Nacho, pero era inevitable que aparecieran dudas después de un año y medio sin buenos resultados. Mirando con perspectiva, creo que el Covid no nos ha sentado bien. No va con el carácter de Nacho. Él es más intuitivo, un alma libre, no le gusta estar encorsetado en protocolos y horarios. Nos costó esta nueva realidad. Ha sido duro, pero hay que quitarse el sombrero porque poco a poco lo ha ido encajando. Ya digo que aparecieron algunas dudas, mínimas y lógicas, pero nunca suficientes para dejar de creer.

Siempre he dicho y sigo manteniendo que Nacho es un ganador. Siempre ha rendido bien cuando ha estado arriba y eso no es casualidad. Claro que hay nervios, todos tienen nervios, pero él se maneja bien con esa tensión. La demostración fue el domingo. Cuando mejor jugó fue a partir del hoyo 13, cuando se estaba decidiendo el torneo y la clasificación se estaba apretando. Del 13 al 18 sacó su mejor golf.

El domingo mantuvimos la misma estrategia de los tres primeros días. Había funcionado y no había por qué cambiar nada. Es posible que de un manera casi inconsciente, por la ventaja que teníamos, igual te proteges un poco más, pero no era el plan. La idea era jugar igual. Por cierto, el tiro del hoyo 5, el segundo desde la calle, que igual no se percibió en televisión, la bola estaba en una chuleta y por eso le pega pesada y se queda tan corto. En ningún momento hablamos de tener una estrategia conservadora, simplemente es golf. Realmente, la diferencia entre los tres primeros días y el domingo es que ese día no nos entraron los tres primeros putts de metro-metro y medio. La diferencia fue de estar los primeros hoyos +1 a haberlo hecho -2. Si Nacho llega a meter los primeros putts cortos estamos seguros de que no habría habido torneo.

Nacho prefiere no saber los resultados. No le gusta conocer dónde están los demás y lo tenemos más que hablado, pero yo sí que llevaba todos los resultados en la cabeza. En el camino del 14 al 15 vi que estábamos los tres empatados (Nacho, Korhonen y Harding) con -15. Yo no le digo nada porque sé que no le gusta saber, pero cuando comentamos la estrategia en ese par 4 corto, le propongo que tiremos a green con el drive porque le ha pegado muy bien durante toda la semana. Nacho no duda. Lo ve claro. Yo sabía en ese momento que el birdie era importante. Pega un golpazo. Espectacular.

En el hoyo 18 decidimos no tirar a green de dos porque sabemos que Harding ha hecho par. A nosotros nos vale el par y el tiro a green es delicado. Es un golpe largo y tienes cuatro metros para botar. No merecía la pena arriesgar. No tenía sentido. El tercer tiro fue perfecto, donde queríamos, botó en green ocho metros largo de bandera y debía volver, se quedó a nada de ser perfecta y haberse quedado con una opción clara de birdie. Igual no se aprecia por televisión, pero ese hoyo 18, si te lías, puede ser muy duro. Vincent Norrman, que jugó con nosotros el sábado, se hizo 10 golpes.

En el putt de birdie del hoyo 18 no le hablo del resultado, lo único que le comentó es que tire a dejarla morir… Imagino que él ahí intuye que le vale el par. Se le escapó el de birdie y el de vuelta y me dijo, joder, qué nervioso estaba en ese putt. En ese momento, me acuerdo de lo que Martin Kaymer dijo en 2012 sobre el putt ganador de la Ryder de Medinah. Lo que él pensó en ese momento fue: olvídate de dónde estás, olvídate de que es la Ryder, trata de aislarte de todo eso y piensa simplemente que es un putt de dos metros cuesta arriba por la izquierda. Has metido miles en tu carrera como ese. Hazlo y listo. Le recordé eso y me dijo que le ayudó a tranquilizarse. Me doy por muy satisfecho si al menos logramos que bajaran cinco pulsaciones.

Muchos preguntan ahora si Nacho va a ganar muchos más torneos. No soy adivino, no veo el futuro y no me gusta hablar de esas cosas. Igual que antes de ganar sabía que podía hacerlo, ahora creo en ello igual o más, pero hay que seguir trabajando muy duro. Hay que hacer las cosas bien si queremos más victorias. Siempre digo lo mismo: hay que centrarse en el proceso, los triunfos son una consecuencia.

Si me miro a mí, sólo a mí, diría que de lo que estoy más orgulloso es de la estrategia que diseñamos los dos para jugar el campo y de cómo le dimos la vuelta a la situación a partir de The Belfry. Las cosas no iban bien y fuimos capaces de tocar algunos puntos para darle la vuelta poco a poco. Hicimos algunos cambios y, sobre todo, decidimos mantenerlos en el tiempo. Le doy más importancia a eso que a lo del domingo. El triunfo es una consecuencia.

Venía jugando bien, pegando mucho mejor a la bola y lo último que quedaba por cuadrar era el putter. Ahí fue importante un encuentro con Mike Kamski, ayudante de Phil Kenyon. Lo estuvo viendo media hora en Escocia y le dijo que lo hacía todo bien, que apuntaba bien, que movía bien el palo y que sólo tenía que concentrarse en la fuerza y en la visualización. A Nacho le vino muy bien que le dijera que lo estaba haciendo bien. Le dio seguridad y confianza. Por cierto, hay que darle las gracias a Jorge Campillo. Kamski vio a Nacho en una parte de la clase que tenía contratada Jorge, ya que es uno de los entrenadores más cotizados ahora mismo en el European Tour y no tenía citas libres. Enorme, Jorge.