Mi historia no está relacionada con el golf, pero sí explica esa otra parte de la vida asociada a jugar al golf o a trabajar como caddie. Como quien dice estamos todo el día entre campos de golf y aeropuertos y, obviamente, en los viajes también nos pasa de todo. Esto ocurrió en el aeropuerto de Kenia.
Todo empezó la semana anterior en Qatar, en pleno brote de la variante Delta. Era jueves o viernes, no me acuerdo bien, y recibimos un correo electrónico del Tour explicando que Kenia había creado una lista de nacionalidades a las que les iba a poner dificultades para entrar al país. ¿Os acordáis de los míticos semáforos? Pues parece que España en ese momento estaba entre rojo y ámbar para Kenia.
Evidentemente, nada más recibir el email los españoles hablamos y la verdad es que nos generó mucha inquietud e incertidumbre. Que te digan que nos vas a poder entrar en un país no es nada agradable, y menos cuando tienes ya todo el viaje montado. En fin, la cosa quedó ahí… Muchos mensajes en grupos de WhatsApp y la pelota en el aire…
Sin embargo, al día siguiente nos llegó otro correo del European Tour donde se nos explicaba que todo se había solucionado. Tranquilidad. Nos decían que los españoles no íbamos a tener problemas para entrar en Kenia. Fenomenal.
Hubo un grupo de españoles, unos seis o siete, que viajamos los primeros. Salimos el domingo por la tarde. Volamos de Doha a Nairobi, todo bien, y al llegar al aeropuerto de Kenia, justo al cruzar el control de pasaportes, todos los que iban en nuestro vuelo pasaron sin problemas… menos los españoles. Un clásico. Nos arrinconaron en una esquinita y nos dijeron que o hacíamos una cuarentena en un hotel impuesto por ellos o que si no no nos dejaban entrar en el país.
Les tratamos de explicar lo que ocurría, que éramos jugadores de golf, que íbamos a jugar un torneo al país, European Tour, que nos habían dado el permiso del gobierno, que si patatín, que si patatán, que vamos a estar en un hotel burbuja con unas condiciones muy estrictas… pero nada. No nos hicieron ni caso. Como el que oye llover.
Nos dejaron allí parados muchos tiempo, con el agravante de que eran las doce de la noche. Panorama complicado. Mientras, nosotros llamamos al Tour, a los ‘players relations’, a ver si podían hacer algo, pero nada… Todo era en vano. Los policías eran inflexibles. O cuarentena o no pasábamos.
La situación no voy a decir que fuera dramática, pero sí bastante tensa. Ves a todos los jugadores y caddies pasar sin ningún tipo de problema y nosotros varados en un lado y sin saber cómo podíamos arreglar eso.
Entonces, a uno de los españoles que estábamos allí, no voy a desvelar a quién, se le ocurrió una idea. Sacó del bolsillo un billete de 20 euros y se lo entregó a escondidas a un policía. Magia. De exigirnos la cuarentena a un hotel designado por ellos pasamos a que nos desplegaran casi una alfombra roja para pasar. Se acabaron los problemas. Ya podíamos ir y hacer lo que quisiéramos.
Fue un poco de chiste, la verdad, pero refleja la diferencia que ahí todavía entre estos pobres países y otros más desarrollados como el nuestro. Con 20 miserables euros pudimos solucionar un problema que no tenía buena pinta.
Edu Larrañaga es el caddie de Álvaro Quirós
