Inicio Blogs Carlota Ciganda Fue como cuando juegas en tu estadio con otra camiseta…

Fue como cuando juegas en tu estadio con otra camiseta…

Compartir

Una semana más estoy de ‘ocupa’ en casa de Giulia Molinaro, en Arizona State. Y tan ricamente. Como sabéis, es una de mis mejores amigas en el mundo del golf y aquí me encuentro muy a gusto. Tiene un apartamento en una zona muy tranquila y siempre puedo entrenar en las instalaciones de golf de las Sun Devils, la que fue mi universidad. Como centro de maniobras es perfecto.

El inicio de la temporada ha sido muy bueno. Estoy contenta. Me encuentro a gusto en el campo, jugando bien y estoy acabando arriba los torneos. Me ha faltado un poco para pelear por las victorias, pero todo llegará, poco a poco.

No sé si os habréis fijado pero he reducido notablemente el número bogeys y dobles bogeys. No es una casualidad. Es una de las cosas en las que estoy trabajando este año. Estoy jugando con más cabeza. Antes buscaba el tiro imposible por un hueco pequeño que prácticamente sólo yo veía y arriesgaba casi en cada tiro. Siempre he tenido habilidad para dar esos golpes y son muy satisfactorios… cuando te salen. El problema es que realmente salen bien dos de cada diez, por poner un cifra al azar.

Así las cosas, esta temporada he decidido jugar más a porcentaje. Si estoy convencida de un golpe y sé que puede salir bien con un alto porcentaje de éxito, no me voy a cortar nunca porque es mi estilo, pero si tengo dudas no pasa nada por jugar a colocar y tratar de hacer el par con el tercer golpe. El objetivo es no encadenar nunca dos errores consecutivos. Es mi nueva estrategia en el campo. Es fantástico hacer vueltas muy bajas, pero realmente si firmas cada día una tarjeta de dos o tres bajo par vas a estar arriba, y la semana que todo cuadre estarás peleando por la victoria.

Remato este post con la curiosidad de las últimas semanas. En Singapur jugué las dos primeras rondas con Jenny Shin, que como recordaréis tiene de caddie a Javi Urquizu, mi amigo y caddie de siempre hasta el invierno pasado. Fue una sensación extraña. Después de cada golpe bueno, claro, Javi me decía, «buen golpe, Xarlot» y se hacía raro. Pero ya digo, todo muy bien, agradable, pero extraño. Es como cuando un futbolista vuelve a su estadio con la camiseta de otro equipo, se cambia en otro vestuario o se sienta en otro banquillo, no pasa nada, es ley de vida, pero resulta un poco extraño. Las dos vueltas fueron muy bien porque además las dos jugamos muy bien.