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A la sombra del árbol de Piñero

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Nos sentamos libreta en mano, aunque de un modo figurado, al pie del árbol de Piñero, también conocido como el de Eisenhower…

– Viendo y escuchando a Adam Scott hace nueve meses en Royal Lytham, una vez consumada su debacle, todos entendimos que afortunadamente aquella pequeña tragedia no iba a partir su vida en dos. Dicho esto, asegurar que esperábamos verlo ganando un Grande en 2013 sería algo así como tirarse un pegote insufrible.

– Tiger ha dejado escapar dos oportunidades esta semana en Augusta. Una, la de recortar la ventaja de Nicklaus. Otra, la de haber conmocionado al mundo del deporte con un gesto de honor y honestidad sublime.

– Al César lo que es del César y a Steve Williams lo que es de Steve Williams. Sobre todo después de los palos que se llevó en el último British, cuando su jefe se le fue descomponiendo delante de las narices en los últimos hoyos. Algo de este triunfo habrá que atribuirle y está absolutamente probado que, junto a él, Scott ha ganado regularidad y consistencia. Sólo nos queda esperar que no abra la boca para jactarse de sumar los mismo ‘majors’ que Tiger…

– Al margen de Tiger, que realmente parecía haber llegado a Augusta con la chaqueta verde puesta, tal era el poderío que venía mostrando, yo aposté por Ernie Els. Así que toca someterse al correspondiente escarnio público, y eso hago. Finalmente aseó su participación con una notable decimotercera posición, pero lo cierto y real es que el sudafricano no se había asomado al balcón en toda la semana… Salvo el día de los pares 3.

– Ha sido una semana de vital importancia en la carrera de Gonzalo Fernández Castaño, a pesar del mal sabor de boca final y de ese hoyo 18 que lo martiriza. Ha sido un torneo en el que el barrunto se transforma en certeza dentro de la cabeza del madrileño: sí, puedo ganar un Grande.

– Se confirma que Jason Day es un bicho, dicho en el mejor de los sentidos. Tanto, que hasta sorprendieron esos dos bogeys en el 17 y 18.

– Con Sergio García normalmente me pasan dos cosas una vez que ha finalizado un ‘major’. Para empezar, me quedo un poco frío, porque entiendo que puede ganar en cualquier torneo y en cualquier campo. E inmediatamente después vuelvo a repasar sus números, sus registros, y termino por quitarme el sombrero. Este chico es un extraordinario deportista del que pienso seguir disfrutando. Y si gana un ‘major’, pues mejor.