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Una percepción sobre Azahara Muñoz que he contrastado y ratificado con quienes la conocen mejor que yo: sabe escuchar.
Aleluya. No es lo habitual. Cualidad que uno agradece en el terreno puramente social, pero que además a ella le debe reportar interesantes beneficios cuando despache con quienes la rodean y asesoran: padres, entrenador, novio, caddie… No es un caso especial: en general, quienes saben escuchar van dos pasos por delante.
Esa es la sensación que se tiene delante de esta joven jugadora: cuando tú vas, ella ya está viniendo. Quizá le llegó por ahí el interés por estudiar la carrera de Psicología. Seguro que algo tiene que ver.
En realidad, y al margen de su madridismo, a mí me ganó cuando con toda naturalidad me explicó una vez que era capaz de adecuar los horarios de entrenamiento para no perderse un partido de Rafael Nadal. Ver al de Manacor debería ser obligatorio en cualquier Escuela deportiva, Centro de Alto Rendimiento o Residencia para deportistas de élite.
