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Jon y la gestión de la energía

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jon Rahm. © Golffile | Ken Murray
jon Rahm. © Golffile | Ken Murray

La carrera de Jon Rahm, que todavía podríamos situar en los albores con 85 torneos profesionales disputados, ha sido exitosa desde sus inicios. Recordemos, por ejemplo, que aún como amateur ya coleccionaba algún top ten en torneos del PGA Tour (en 2015 acabó 5º en Phoenix y 10º en el Mayakoba Classic). Sin embargo, en este año 2019 ha dado un evidente salto de calidad en lo que se refiere a la consistencia de sus resultados.

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Los números hablan claro: en 2019 ha disputado 19 torneos y le faltan al menos otros seis o siete torneos por jugar. Pues bien, en este tiempo suma ya trece top ten, más que en todo 2018 (10) y sólo uno menos que en todo 2017 (14). Además, puestos a hablar de consistencia, digamos también que ya ha igualado el número de top 25 (16) que sumó tanto en 2017 como en 2018. ¿Qué ha cambiado, por tanto, si es que ha cambiado algo?

La experiencia, en este sentido, es un grado: mayor conocimiento de los campos (de algunos, al menos) y de la trastienda de la propia competición, así como una mejor adaptación a las particularidades propias de su labor profesional. Visto así, por tanto, no ha cambiado nada de modo específico, sino que la mejora viene de un proceso vital que podría considerarse casi natural en un jugador que aprende rápido (no todos llevan los mismos tiempos, pero esa es otra historia).

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De todos modos, sí podría destacarse una parcela concreta sobre la que Jon ha volcado dicha experiencia y que, de alguna manera, marca un antes y un después: el modo de afrontar las semanas concretas de competición y la gestión de la energía, apartado que podríamos resumir y explicar en los siguientes puntos:

– El trabajo exhaustivo y grueso de entrenamiento en la calle de prácticas no se realiza durante las semanas de competición. Salvo excepciones puntuales, ha eliminado las sesiones largas (de horas) en la calle de prácticas de lunes a miércoles.

– Tampoco lo veremos tanto como a otros jugadores en el camión de palos. La semana de competición es para competir, no para andar de probaturas con palos, varillas o cualquier otro material. Ese trabajo, si es que toca, tiene que estar hecho antes.

Jon Rahm y su caddie Adam Hayes, la semana pasada en el Northern Trust. © Golffile | Phil Inglis
Jon Rahm y su caddie Adam Hayes, la semana pasada en el Northern Trust. © Golffile | Phil Inglis

Puestos a elegir, y según las sensaciones físicas concretas, prefiere guardar energías que pasar en el campo demasiado tiempo durante las semanas de competición. En este sentido (y en otros), el trabajo de campo de su caddie, Adam Hayes, y la confianza que Jon deposita en él, es de una enorme importancia.

Su equipo, además, trabaja en la línea de evitarle hasta donde es posible los compromisos ajenos a la competición durante las semanas de torneo, con la idea de enfocar cada gramo de energía en el tee del 1 del jueves. Lo dicho: hasta donde es posible.

A lo largo de este año 2019 también han sido varias las ocasiones en las que Rahm se ha referido en público y en privado a otro detalle concreto: los pequeños paréntesis de desconexión con el golf cuando realmente tiene tiempo para llevarlos a cabo entre un torneo y otro. El reseteo. Dicho de otro modo: quizá no sea una buena idea agarrar un palo de golf los 365 días del año.

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Ahora mismo este es el método que le va bien, y ahí están sus registros para confirmarlo. Lo que no significa que más adelante pueda realizar algunos ajustes. Hay jugadores, por ejemplo, a los que va bien trabajar mucho más en la calle de prácticas de lunes a miércoles en las semanas de torneo. Cada cual tiene su fórmula y ésta no tiene por qué ser siempre la misma.

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