Inicio Blogs David Durán Disculpen la obviedad: la misma moraleja en una semana cualquiera

Disculpen la obviedad: la misma moraleja en una semana cualquiera

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Nicolas Colsaerts. © Golffile | Anthony Powter
Nicolas Colsaerts. © Golffile | Anthony Powter

Un torneo cualquiera del circuito europeo. El de esta semana, por ejemplo, el Open de Francia. De acuerdo, quizá no sea la más brillante y excelsa constelación de estrellas la que tenemos este año en el Golf National, pero nos sirve, vaya si nos sirve.

Habrá a partir de mañana 120 jugadores en juego y casi la mitad de ellos, exactamente 57, todavía no han ganado ni un solo torneo en el circuito europeo. Ni uno solo. De acuerdo: algunos son recién llegados, a otros ni siquiera podemos considerarlos como tales (hay tres amateurs franceses), pero hay quienes llevan ya unos años como meritorios, rozando el hito en ocasiones (Nacho Elvira sería un buen ejemplo), e incluso algunos (muy poquitos, es cierto) que se han tirado ya algo más que un buen puñado de temporadas sin conseguirlo (Kieffer, Van Zyl, Manley…).

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Ya digo, ciñéndonos exclusivamente al ‘field’ de esta semana, casi sorprenden más otros casos, más allá de los que todavía tienen el contador a cero. El más sangrante quizá sea el de Nicolas Colsaerts, un excelente jugador que sólo atesora dos triunfos en el European Tour. O el de Jamie Donaldson (3). O el de Dubuisson (2). Todos ellos jugadores Ryder.

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Scott Jamieson sólo ha ganado un torneo, igual que Romain Wattel, Bradley Dredge se ha quedado de momento en dos después de toda una vida, el mismísimo y grandísimo Trevor Immelman, aunque lleve años en la sombra, se quedó parado en cuatro, sólo en cuatro… Por no hablar del caso más manido, el de Oliver Wilson, otro hombre Ryder que sólo ha ganado una vez.

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Es de ley contar también las excepciones, que las hay; aquellos que llegaron y besaron el santo, incluso por partida doble: Sharma, Migliozzi, Kitayama… Pero la cruda realidad es que este mismo domingo, en el mejor de los casos, habrá un jugador que estrene su palmarés victorioso, pero otros 56 se marcharán con un sueño por cumplir, vaya usted a saber cuándo y cómo. Quién sabe, quizá al fin gane alguno de esos jugadores de los que se viene esperando (Langasque, Horsfield, Detry, Schwab), pero también es muy posible que no sea así. Y entonces habrá que seguir esperando, qué remedio.

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Que no se nos pase la ocasión de barrer un poquito para casa: de todos los presentes, por supuesto, José María Olazábal es quien más ha ganado (23) y a Gonzalo Fernández Castaño (7) sólo le superan otros cuatro monstruitos más (Noren, Kaymer, Bjorn y Karlsson; estos jugadores son cinco de los 34 hombres que han ganado diez o más torneos del European Tour en toda la historia del circuito). Algo tendrá entonces el madrileño que todavía pueda encontrar y hacer valer en estos tiempos de mayores urgencias.

La moraleja es obvia, pero no por ello conviene arrinconarla: la victoria se paga muy cara en estos lares del European Tour. Muy cara. Cuesta un mundo, aunque a veces, es verdad, se la encuentre uno de cara. Cada semana gana uno y el resto sigue echando cuentas. O soñando. O comiéndose a bocados las uñas.