Faltan 520 días… (Diario de un Gentil desde Dubai)
Se lo dice Jordi García Pinto a Íñigo Urquizu en el campo de prácticas del Al Badia Golf tres cuartos de hora antes de salir a jugar la segunda ronda de la Final del Challenge en Dubai. Cualquier referencia a Seve es bienvenida, incluso para los más jóvenes, como es el caso del catalán. Hay cosas que no perecen ni pasan de moda.
Jordi anda sereno bajo el tortuoso sol de los Emiratos. Con la plena satisfacción del deber cumplido y apuntalando lo que debe ser su juego y su mentalidad en apenas unas semanas, cuando de hecho sea ya miembro del circuito europeo. Ni que decir tiene que García Pinto estará en Sudáfrica a mediados de diciembre para jugar el Alfred Dunhill, el primero de los torneos que puede disputar del calendario del European Tour.
Junto a él, esta semana, está Urquizu, habitual caddie de Alejandro Cañizares. Íñigo estuvo con Cañi la semana pasada en China, trabaja esta semana con la bolsa de Jordi y ‘recoge’ de nuevo a Cañi la semana que viene en Turquía. Esta es una buena muestra del carácter aventurero y trashumante (dicho esto en el mejor de los sentidos) de los caddies. Íñigo, en vista de los problemas físicos que ha sufrido Cañizares en los últimos meses, también llevó la bolsa de Emiliano Grillo este verano, y la de Adrián Otaegui hace poco en Australia.
La opinión, por cierto, de Urquizu sobre Otaegui es muy parecida a la mía: lo de menos es cuánto tarde en llegar (sigue siendo rabiosamente joven), porque cuando lo haga va a estar ahí mucho tiempo. Es una cuestión de cabeza, y la de Adrián es magnífica. Es una cuestión de actitud, y la suya es impecable. Es una cuestión de honestidad en el trabajo, y a él le sobra.
