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Según sales, a la derecha…

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Vista del Old Course Portstewart. © Tengolf
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Según se sale del Wanderin Heights, el Bed & Breakfast en el que estamos esta semana en Portstewart, mirando hacia la derecha y a unos cuatrocientos metros de distancia, se sitúa el Old course de la ciudad, hacia donde miro, hipnotizado, cada mañana. Y cada noche, porque a las 22 horas, cuando regresamos, todavía te encuentras a algún aficionado apurando los últimos rayos de luz…

Se abrió en 1904. No es un recorrido de campanillas. No tiene vallas ni candados ni señores muy amables en garitas que suben y bajan barreras. Se fue haciendo y mejorando poco a poco. Primero nueve hoyos cortitos y salvajes; después, cuando se ganó algo de terreno, nueve hoyos más sólidos, todavía pegados al mar; luego se alargó a doce hoyos, cuando el club consiguió más terrenos al otro lado de la carretera que lleva a Portrush; y finalmente, en 1934, se llegó a los actuales 18. Forma parte del paisaje doméstico de la ciudad y a lo mejor por ello usted puede ir a jugar con su perro, como si lo llevara al parque, siempre que cumpla con una serie de requisitos de puro sentido común…

Jugar allí cuesta diez libras entre octubre y mayo y la friolera de quince libras entre junio y septiembre. Para hacer caja gruesa ya está el otro recorrido del club, al otro lado de la ciudad, el Strand course, donde se juega este Irish Open, mucho más campo y necesitado de más cuidados y desvelos. Precisamente, el carácter ligera y sencillamente agreste del Viejo recorrido le confiere un halo especial. No hace falta recordar que parte del mantenimiento de estos campos corre a cargo de la madre Naturaleza. Aquí, sacas un tiesto grande a la terraza y enseguida se te organiza un fairway…

Una sencilla caseta de construcción barata y fea es todo lo que hay entre usted y el tee del 1 antes de pegar el primer disparo del día. Llegas, pagas y juegas. Ayer veía yo a un señor alejarse, rumbo al tee del 2 a eso de las 6,50 de la mañana. Supongo que pagaría después el green fee, a la vuelta. O quizá es que ha desembolsado las 160 libras que puedes pagar por jugar el mes entero sin límite de rondas…

Como si lo estuviera viendo. El señor juega 18 hoyos en algo menos de tres horas, y a eso de las diez se marcha a comprar el periódico y el pan. Golf, prensa y pan. Y tira millas.