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Pablo Martín Benavides ha vuelto a jugar con hierros PING, la marca con la que triunfó como amateur. Un retorno a los orígenes que puede resultar realmente positivo. Tampoco le ha ido tan mal con Nike, las cosas como son, porque no se puede decir que a un ganador del circuito europeo le haya ido mal.
Incluso, según nos confirma el propio jugador, Nike ha demostrado en este caso ser mucho más que una fría multinacional. O dicho de otro modo: las personas que representaban a Nike ante Pablo Martín han estado gallardamente a la altura de las circunstancias, apoyándolo en un momento complicado de su carrera, cuando los resultados no terminaban de salir.
Sea como fuera, el juego del malagueño había llegado a un callejón estrecho (no hay callejones sin salida…) y sentía que este era el momento de recuperar aquellas viejas sensaciones. En esa cuita anda ahora metido.
Martín mira hoy al futuro con un moderado optimismo y con quintales de prudencia. Lógico. Pero hay que celebrar que se haya prendido una velita al final del túnel. Porque, aunque el tiempo vuele y nos coma crudos, no hay que olvidar que este jugador es todo un prodigio del golf y del deporte español. Y lo excepcional nunca sobra.
