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El sabio adagio

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Faltan 711 días

Sam Torrance, vicecapitán de McGinley en el equipo europeo de la Ryder, ha dicho lo que ha dicho y veremos si al final no termina siendo esclavo de sus palabras.

Resumiendo: el escocés ha dejado bien claro que Lee Westwood y Graeme McDowell estarán en el equipo a finales de septiembre. Así se lo hacía saber este fin de semana a varios periodistas británicos antes de que el norirlandés rematara su excelente victoria en Francia. Un triunfo que, de hecho, ha impulsado por sí solo a G-Mac hacia la cita de Gleneagles, sobre todo a través de la lista mundial de clasificación (puntos brutos en el ranking mundial).

Sólo le faltó decir: «Y de Poulter, ni hablamos». No hacía falta, porque Ian anda mucho mejor colocado en la lucha por meterse dentro del equipo.

Otra cosa es Westwood. Tampoco nos engañemos: el inglés no está completando una gran temporada, pero también se nos puede haber olvidado rápidamente que fue 7º en el Masters, 6º en el THE PLAYERS y que ganó en Malasia… Pese a todo, da la sensación de que Torrance se ha precipitado.

Es posible, si no probable, que en realidad el veterano escocés sólo estuviera expresando un convencimiento. Algo así como esto: «no os preocupéis por Lee, que él solito se va a meter en el equipo; tiene tiempo por delante y confiamos en sus capacidades». De otro modo, el asunto chirría. Es más: el asunto chirría sí o sí desde el mismo momento en que Torrance no puntualizó o aclaró su exagerado ‘vaticinio’.

Pensemos en el caso de Miguel Ángel Jiménez, que ya ha ganado dos veces esta temporada, que fue 4º en el Masters y que, en definitiva, no está dispuesto a apearse del caballo mientras tenga una sola opción de jugar su quinta Ryder. La sentencia de Torrance no le ayuda nada. O no le hace justicia. Y si alguien se ha ganado sobradamente toda la consideración, ese es el malagueño. O quizá sí le ayude, como un extra de motivación. Nunca se sabe con el de Churriana.

Con el historial de la Ryder en la mano, resulta razonable que un capitán quiera tener como sea a Westwood en el equipo: ha jugado ya ocho Ryder Cup, exactamente las últimas ocho (desde el 97 hasta 2012), todas seguidas, y su récord es más que considerable: 37 partidos jugados, 18 ganados, trece perdidos, seis empatados y por tanto un total de 21 puntos, a una media de 0,58 puntos ganados por partido jugado.

Tan sólo Nick Faldo (11), Bernhard Langer (10), Christy O’Connor Sr. (10) y Dai Rees (9) han jugado más veces la Ryder. Y la media de puntos de Westwood es más que considerable, teniendo en cuenta además el peso que siempre ha tenido en el equipo: nunca jugó menos de cuatro partidos (de cinco posibles) y en cinco de sus ocho apariciones disputó los cinco puntos.

De acuerdo. Son cifras que hablan por sí solas. Pero que hablen ellas. No hace falta que lo haga Torrance… Y en todo caso, tampoco aseguran nada ni conceden un crédito vitalicio. ¿O qué ocurriría si el juego de Westwood fuera a menos en las próximas semanas?

Recordemos el sabio adagio: uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras.