A cualquier amateur medio de golf le sobrepasa la impresionante oferta de material. Un drive que va más largo, un putt más obediente… El fitting está a la orden del día y cualquiera que se interese y aplique un poco puede mejorar sensiblemente sus prestaciones…
Para qué hablar del mundo profesional de élite, donde las aplicaciones de la tecnología y los materiales y su adecuación pormenorizada e individualizada son moneda corriente. Una varilla con la flexibilidad y el peso exactos, una cara de un palo que se cierra o se abre medio grado…
Y aquí es donde quería yo llegar.
¿Ustedes asistieron al lamentable espectáculo que dieron los jugadores del Real Madrid en Dortmund, cayéndose casi a cada paso, sobre un terreno de juego que estaba rápido, sí, pero que en ningún caso resultaba impracticable? Uno, dos, tres, diez resbalones, pasen. De hecho, los jugadores alemanes también perdían pie de vez en cuando. Pero el despropósito de patinaje y tentesieso que ofrecieron los de blanco fue, por lo menos, curioso.
¿Qué calzado llevaban? ¿Alguien puede siquiera imaginar que las marcas que visten a estos muchachos no dispongan de unas botas de fútbol adecuadas casi a cada superficie? ¿De qué manera se testó sobre el terreno, durante el calentamiento, el agarre? ¿O es que al fin y a la postre el super profesionalismo balompédico se refiere más al peinadito o la cintita en el pelo del nene?
