Sal corriendo de Vilamoura en coche a Málaga. Allí coge un avión rumbo a Madrid, desde donde tienes que volar hacia Dubai para enganchar con un vuelo que te lleve a Australia…
Nos despedimos de Alejandro Cañizares, casi en la misma puerta de su coche en el Oceanico Victoria. Objetivo: Perth. Qué lejos queda.
Sólo el billete en turista puede rondar el medio millón de las añoradas pesetas, así que el riesgo no es ninguna tontería, teniendo en cuenta que tres malos hoyos el jueves te pueden dejar puesta una cara de tonto así de grande… En business se dobla el precio, y sin embargo resulta aconsejable, casi una exigencia, viajar en las mejores condiciones, porque luego hay que rendir al ciento por ciento.
Esta vez la jugada le ha salido bien, pero cada semana son decenas las que salen mal. José Manuel Lara, por ejemplo, también viajó a Perth con la esperanza de dejar más que atada su tarjeta para 2013, pero no pasó el corte.
¿Y qué me dicen de Iñigo Urquizu, también profesional y hoy a los mandos de la bolsa de Cañi, que viajó también a las Antípodas? Muy pronto ha comprendido y asumido que los caddies están hechos de la pasta de los aventureros…
