Andy Roddick se retira del tenis de élite con sólo treinta años de edad.
Desconozco si le ha dado por el golf. Si no es así, le esperamos miles de ‘mataos’ con los brazos abiertos.
Este tipo merece la pena. Un apunte sobre el cañonero de Nebraska. Durante la Final de la Davis de 2004 en Sevilla, después de sufrir una dura derrota ante un jovencísimo Rafael Nadal, varios periodistas norteamericanos se empeñaban en hacer ver a Roddick que la pista en la que se jugaba era poco menos que un infierno que rozaba la ilegalidad. Demasiado ruido, demasiado follón, demasiadas distracciones. Tendían al jugador un puente tentador por el que cruzar a la orilla de las excusas.
No recuerdo las palabras exactas, pero después de despejar algunos balones fuera, Andy cortó por lo sano. Vino a decir: «a ver, muchachos, ¿es que no habéis visto el partido? ¿No habéis visto lo que ha ocurrido? ¿No habéis visto que el chaval que tenía delante me ha pasado por encima?».
