A veces me ocurre que, después de ver ‘in situ’ a los grandes profesionales en cualquier torneo, pateo un poquito mejor. Sólo un poquito. Y los efectos duran poco, por desgracia.
Yo creo que tiene algo que ver con el ritmo, que te lo traes tatuado en la retina. No sé. Quizá sea sólo una sensación subjetiva.
De todos modos, antes de imitar a los grandes, en la especialidad que sea, quizá debamos consultar previamente al médico. Después de los Juegos he tratado vanamente de bucear como hacen los grandes nadadores después de cada largo en la piscina. Ya saben, ese contoneo reptil que sigue al impulso con las piernas en la pared de la pileta y que corta el agua con precisión y eficacia. Resultado: distensión abdominal. O puede que sea una contractura. Y duele.
