Trato de enfriar los sesos y sólo encuentro una razón capital, de peso, por la que destacar la dirección de Sergio Scariolo al frente de la selección española en estos Juegos Olímpicos: la confianza y minutos que ha dado a Sergio Rodríguez…
La (no) actuación del italiano en el último cuarto ante Brasil ya definió suficientemente a este eterno aspirante al star system.
Por lo demás…
La zona planteada en el inicio de la Final ante Estados Unidos tiene un nombre en los manuales: DE PATIO DE COLEGIO. Navarro, inconmensurable, mantuvo a España, porque los Estados Unidos de América anotaron 35 puntos en el primer cuarto.
El partido, como casi siempre, le ha ido atropellando. Hace tiempo que perdió los reflejos y la cintura. Es un puro desastre como estratega y motivador. Y la mejor de sus ‘decisiones’, la de mantener a Ibaka en cancha más minutos de los que tiene asignados en su libreta de naftalina, vino provocada por la cuarta personal de Marc Gasol. De este modo pudo defender España más fuerte, con más intención, durante más tiempo. Aún así, el congoleño no volvió a aparecer en los últimos minutos del duelo, cuando tocaba el todo o nada.
El gesto final de sacar a todos los suplentes a falta de 38 segundos fue el último homenaje de este señor a la vacuidad. Pura forma. Nada en el fondo. Era una decisión que ya había tomado la noche antes, pero se le echó encima el tiempo y la casta de una selección que en ningún caso merece dirigir.
