Un ingenuo experimento.
Yo le planteo a usted, paciente lector, la siguiente cuestión: ¿con qué nota, de 0 a 10, puntuaría a bote pronto el año 2012 de Luke Donald hasta el día de hoy?
Puede que me equivoque, pero seguro que nos saldrían unos cuantos 6,5, algún ‘seis’, unos poquitos ‘sietes’, y puede que incluso nos encontremos con algún sujeto con memoria de pez (entre los que me incluyo) que no conceda más que un ‘cinco’ raspado…
Y ahora repasemos algunos momentos del año:
– Después de un tibio comienzo de temporada a finales de enero, fue 6º en el Cadillac de Doral en el mes de marzo, un World Golf Championship.
– También en marzo ganó el Transitions en el PGA Tour.
– En abril finalizó 32º en el Masters de Augusta, y fue 3º en el Zurich Classic de Nueva Orleans.
– En mayo el inglés terminaba 6º el THE PLAYERS y ganaba el BMW PGA en Wentworth. Su segundo triunfo del año en una cita de campanillas en la que defendía título…
– En junio, fiasco en el US Open (no pasó el corte) y un aseado 12º puesto en el Memorial.
– En julio terminó 16º en Open de Escocia y 5º en el British de Royal Lytham.
Resumiendo: Donald ha jugado catorce torneos, con dos victorias, una a cada lado del Atlántico. Casi en la mitad de esas catorce citas (en seis ocasiones) no bajó del sexto puesto, pasando todos los cortes salvo el de San Francisco.
Dicho de otro modo: una magnífica lucha por el Número 1 y no menos magnífica defensa del mismo. Quizá nos empeñamos en exigirle la excelencia del Número 1 que el golf del Siglo XXI tuvo por definición: Tiger. Pero si estos registros no son de ocho y medio, como mínimo, es que nos hemos vuelto locos.
