Recuerdo el día que estrené mis primeras botas de fútbol de marca. Eran unas ‘Le coq Sportif’ que me quedaban como un guante. Yo debía tener unos doce años y un niño de mi edad, al terminar, me dijo algo así como: «con esas botas no vale». Su equipo se había llevado una buena tunda, como casi todos los equipos que se enfrentaban por entonces al mío, si ustedes disculpan la inmodestia…
Por supuesto, las botas no hacen al futbolista, como el putter no hace al golfista. Pero viendo a Adam Scott, a mi hoy se me ocurría lo mismo: “con ese putter no vale”.
Claro que vale, y mientras valga hace bien en utilizarlo si le va bien. Pero a mi se me sigue haciendo raro ver a ese pedazo de tiparraco con el putter escoba.
