La historieta está publicada desde el sábado en la página del European Tour. La recuerdo para quienes no la hayan leído y, de paso, nos ponemos un poco tremendistas y cenizos…
Lee Westwood iba caminando el sábado hacia el tee del hoyo 1, tan campante, charlando con el caddie de Richard Sterne, cuando de repente se resbaló y sufrió un pequeño tirón en la ingle derecha y, de paso, un alarmante bloqueo en la rodilla del mismo lado.
La cosa quedó en un susto de cuidado, aunque el inglés salió a jugar aún temeroso (la sombra del British es alargada…) y encadenaba un doble bogey y cinco bogeys por los primeros seis hoyos, con los que enterraba cualquier opción de triunfo.
Fernando Alonso, pocas horas después, salía de excursión por el pasto de Silverstone en la calificación y a punto estaba de desgraciar el coche. Ni él mismo podría contarnos qué hizo exactamente para mantener el tipo. Pero lo consiguió y finalizaba el Gran Premio con un brillante segundo puesto.
De María de Villota, mejor ni hablamos. Pero resulta escalofriante leer que su desgracia fue el resultado de un cúmulo de fatalidades casi inexplicables en su alineación y sucesión.
Pues eso, que nuestro supuesto gobierno del cotarro vital baila cada día un charleston sobre un alambre. Razón de más para disfrutar esa caña con los amigos y ese inesperado bogey después de embocar un puro de diez metros. Y hasta una rancia película de Cine de Barrio.
