Adrián Otaegui venía como un tiro, con su tarjeta del circuito europeo en el bolsillo unos días después de cumplir 19 años…
Hoy no puede decirse que le vayan bien las cosas. Está sufriendo de lo lindo: sólo ha pasado dos cortes en todo el año y apenas ha entregado una sola tarjeta por debajo de setenta golpes.
¿Entonces?
Este cursillo avanzado de espinas y contradicciones sólo es el abono maloliente. Espero que él lo entienda así. Y que siga soñando con ganar ‘majors’.
Sería magnífico, asimismo, que rompiera el cascarón de la timidez y la reserva (no es arrogancia), lógico por otro lado en alguien de su edad. Que juegue más al golf y alterne con los muchachos de la Armada.
