Abras el periódico que abras, abras por donde lo abras, te encuentras con dos hijos de su putísima madre. Alcaldes, concejales, gerifaltes corruptos. Sus partidos suelen mirar para otro lado: al fin y al cabo también se financian a la sombra del fraude. Qué asco de país…
¿Tan difícil es castigar con exagerada dureza a estos miserables? Sin piedad.
No es la hora de la piedad.