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McGinley gana y Monty no sale bien parado. A ver, digámoslo…
Queda la agria sensación de que debió ser el propio jugador escocés quien desactivara esa postiza e improvisada candidatura de aquí te pillo, aquí te mato.
Monty fue un buen capitán, a secas. De hecho, puestos a tocar un poco los cataplines, diría que en Gales fue Pavin quien dejó huella, pese a la derrota, con el sorprendente y valiente movimiento de sus peones novatos…
Si el bueno de Colin quiere liderar de nuevo a la escuadra europea, que se psotule cuando toque en suelo americano, donde las opciones de victoria y vuelta al ruedo son menores. Ese sí sería un reto a la altura de su majestuoso palmarés en la Ryder.