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La desesperación puntual de Pablo Larrazábal

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Me parecieron llamativas las declaraciones de Pablo Larrazábal ante el micro y la cámara de Canal+Golf durante el reciente PGA. Andaba confundido y puntualmente desesperado.

Lo que más me sorprendió fue el dato que aportó: «estoy yendo al gimnasio más que nunca y he perdido 20 yardas de distancia con el driver. Soy el que menos pega de este torneo».

Varios apuntes al respecto:

Primer apunte: doy fe de que está trabajando su físico más que nunca. Le he visto varias veces metido en faena en distintos torneos y además no hay más que comparar una foto suya actual y otra de hace un año.

Segundo apunte: como él bien sabe, no era el pegador más corto del PGA.

Tercer apunte: no ha perdido veinte yardas de distancia, aunque es muy cierto que este año está yendo un poquito más corto que, por ejemplo, el pasado. Pero la diferencia es mínima, según marcan las estadísticas de los últimos ocho meses. Es cierto que las estadísticas a veces son mentirosas, pero la muestra de 104 drives de Pablo computados por el European Tour en 2013 es suficientemente fiable. Y dice que su media de distancia es de 289 yardas, por las 292 que arrojaba en 2012.

En realidad, los registros de Larrazábal en 2013 son más que aceptables y su línea de trabajo es sin duda la correcta. Otra cosa es que él, a estas alturas, esperase aún más. Pero las piezas no siempre encajan según los plazos de cada uno. Y además ya se sabe que en este deporte todo está entre paréntesis si el putt no funciona como debe…

Otro asunto. El hecho de hacer más ejercicio (porque en el gimnasio no se hacen sólo pesas) no implica de un modo matemático que uno pegue más duro. Sin embargo, es seguro que llega más entero a los últimos hoyos, independientemente de que ahora mismo los resultados no le satisfagan.

Siempre me ha parecido ingenuamente patético aquel deportista profesional o semi profesional, español para más señas, que termina explicando al periodista en una zona mixta cualquiera de unos Juegos Olímpicos, que a pesar de haber caído en primera ronda de la especialidad que sea, se siente satisfecho por el hecho de estar allí, de haber competido. Discúlpeme usted, estimado lector: suelo pasarme por el forro el dicho de ‘lo importante es participar’. Acabáramos. Lo importante de verdad es ganar, si es posible, aunque eso no signifique que si no gano me líe a mamporros con todo el mundo y sea un maleducado. Cada cosa en su sitio.

Por eso, las declaraciones de Larrazábal llaman la atención, pero no alarman en absoluto. Alarmante hubiera sido escucharle: «no he pasado el corte, pero lo importante es estar aquí, en Oak Hill…» Mientras escueza de verdad, no va tan mal la cosa. Después, claro, hay que canalizar el llanto convenientemente para no caer en la auto compasión, que es de lo más aburrida y pringosa. Pero no será el caso de Pablo: él es es de los que rebota hacia arriba.