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La rectitud de Tiger

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Igual que resultó miserable el dropaje de Tiger Woods en el hoyo 14 de Sawgrass, en la última ronda del THE PLAYERS, a pesar de que en aquella ocasión la realización televisiva americana miró hacia otro lado y decidió no repetir la lacerante imagen del dirigible (sólo la pasó una vez), en esta ocasión parece exagerado dudar de su rectitud cuando su bola se movió en los alrededores del green del hoyo 1 de Conway Farms. Por partes:

1. La bola se mueve y cambia de posición cuando él manipula el terreno junto a ella. La regla es clara en este sentido. Debe reponerse y apuntarse un golpe de penalidad.

2. Pero, después de ver la secuencia más de veinte veces, también parece razonable entender que Woods, desde el ángulo de su visión del hecho, realmente pensase que la bola sólo había oscilado ligeramente para volver a su posición primera. El movimiento es rápido, milimétrico y casi imperceptible. 

Y podría argumentarse: ¿por qué no llama a un árbitro y se quita de líos? Pero el contra-argumento parece aún  más razonable: ¿por qué va a llamarlo si él está convencido de que la bola sólo ha oscilado y ha vuelto a su posición?