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Lo raro es lo de Berger

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Daniel Berger. © Golffile | Ken Murray
Daniel Berger. © Golffile | Ken Murray

Estas semanas de reválidas, Escuelas y finales son un desparrame de emociones, señales inequívocas y otras equívocas. Al final, se supone, los que de verdad son buenos, los jugadores especiales, los señalados, antes o después brillarán con luz propia, pero es muy delgada la línea que separa en golf las señales equívocas de las inequívocas. Hay miles, decenas de miles de historias. Tantas como jugadores que soñaron, sueñan, con ganarse la vida como profesionales y, ya puestos, destacar en la élite. Déjenme que les cuente una que es pura fiesta de color de rosa. No busquen moralinas ni lecciones de vida; es una inyección de gozo salvaje sin destilar, en bruto.

Daniel Berger, joven estadounidense y hoy número 25 del mundo y exitoso profesional de golf, ya apuntaba maneras muy serias como universitario. Pero una cosa es esto y otra muy distinta hacerse valer en la jungla profesional. Él no quiso esperar demasiado a ponerse a prueba: en el verano de 2013, con veinte años, decide hacerse pro y en septiembre se aventura a cruzar el Atlántico para jugar la Escuela europea, ganando de calle su torneo de la primera Fase, en Ribagolfe (Portugal), con cuatro golpes de ventaja sobre un tal Thomas Pieters…

Dos semanas más tarde, siguiendo un ambicioso y minucioso plan, disputa a su vez la primera Fase de la Escuela del Web.com en Florida, más en concreto en el Quail Valley Golf Club. Y gana. Vuelve a ganar.

De nuevo, vuelta a Europa para jugar la segunda Fase o semifinales de la Escuela del circuito europeo. Le toca jugar en Valle Romano (del 2 al 5 de noviembre de 2013). Las dos primeras jornadas no dejan de arrojar señales inequívocas de su valía: vueltas serenas y sobradas de 69 y 65 golpes en el recorrido malagueño… Pero el tercer día, en el que todo parece marchar bajo control, finaliza con cuatro bogeys consecutivos. Y en la ronda definitiva entregará el peor resultado (77 golpes) y se quedará fuera de la Final. Ni siquiera Berger se iba a librar de algún rasguño.

Dos semanas más tarde del traspié en España disputa la segunda Fase de la Escuela del Web.com en el Plantation Preserve de Florida… Termina segundo. Y en diciembre, en la Final de la Quinta comienza con rondas grises de 71 y 75 golpes, pero firma un 63 en la tercera jornada y termina los seis días de competición en el puesto 32º, empatado con un tal Justin Thomas…

Con este resultado obtiene una tarjeta condicionada, pero sólida, en el web.com y en el tercer torneo del calendario (16 de marzo de 2014) conseguirá en Brasil el primero de los cinco top-ten que va a sumar esa temporada, metiéndose de cabeza en el PGA Tour (antes, para hacerlo aún más bonito, debutaba en junio de 2014 en el US Open, a donde llegaba a través de una previa que, por supuesto, ganó…)

Once meses después de su ‘horrorosa debacle’ en Valle Romano estaba jugando el Frys.com, su primer torneo en el PGA Tour como miembro de pleno derecho del circuito más importante del mundo.

Ahora que estamos en época de Escuelas y taquicardias, digamos que lo raro, claro, es esto de Berger (así que de Jon Rahm mejor ni hablamos. A este le preguntas por la Escuela y te remite a sus años mozos de bachillerato en Barrika).

En fin, después de darnos un garbeo por el lado amable y triunfador, pongamos los pies en el suelo de Lumine Golf. Hoy ha comenzado la acción de la Final de la Escuela europea y la presión todavía es soportable. Más adelante, el drama y la gloria están asegurados. ¿Habrá algún Berger por ahí? No salen tantos, ni tampoco las historias suelen cocinarse así, a la plancha, vuelta y vuelta, pero sólo el tiempo lo dirá.