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Luz al final del túnel: ¿un nuevo Álvaro Quirós?

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Faltan 780 días

Álvaro Quirós pega a día de hoy más corto desde el tee.

Por momentos es hasta casi diez metros más corto con el driver en las manos, aunque su media de distancia todavía sobrepasa sin grandes problemas las trescientas yardas (algo más de 274 metros), según las estadísticas oficiales del European Tour.

Las estadísticas, ese tablero numérico que aspira al rigor matemático y por tanto nunca debe perderse de vista, pero que tampoco puede elevarse a la calidad de dogma. Trasparentes como el agua en ocasiones, ladinas y enrevesadas en otras. Ni siquiera los datos que aporta el European Tour son fiables al ciento por ciento en esta parcela, pues sólo se mide el drive en dos hoyos por vuelta.

No obstante, cualquiera que haya visto en directo al de Guadiaro este año puede corroborar el dato. Álvaro, siendo todavía un pegador descomunal, va un poco más corto desde el tee.

La cuestión es si fue antes el huevo o la gallina. ¿Va más corto porque entendió que necesitaba un poco más de ritmo para coger más calles y proteger sus muñecas y la espalda? ¿O sencillamente va más corto porque las lesiones, primero en la muñeca y luego en la espalda, han limitado su potencia? La respuesta es complicada. Ha habido en 2014, desde luego, una intención de jugar un drive algo más controlado y también, sobre todo en los primeros torneos de la temporada, un recurrente dolor de espalda que le impedía desarrollar en plenitud su imponente latigazo… Una cosa fue llevando a la otra, y la otra a la una.

Poco importa. Al fin y al cabo está cogiendo más greenes que nunca. Retomemos las estadísticas: en estos cuatro meses de 2014 está cogiendo 13,5 greenes en regulación por vuelta de media, una cifra decididamente superior al registro que arrojaba en esta parcela tradicionalmente, que no llegaba a los 12,5 greenes en regulación por vuelta. Un green más por vuelta en el zurrón vale su peso en oro…

Lo que nos lleva en este análisis, por supuesto, derechitos al putt. El nuevo Álvaro Quirós, modelado a conciencia y también por las circunstancias, necesita todavía una vuelta de tuerca más en los greenes: en este 2014 sus registros con el putt todavía son sensiblemente peores que los que ha arrojado durante la mayor parte de su carrera.

Está mejorando, y prueba de ello son sus últimos resultados: 5º en Sudáfrica, 13º en Malasia, 3º en China. Pero aún quedan molestas ‘adherencias’ que rascar en esos putt cortos (del metro y medio hacia abajo). Da la sensación de que a día de hoy los tira con más determinación (menos dudas) que hace unos meses, pero su cabeza aún no está limpia, según me cuenta: «no las tengo todas conmigo en los putts cortos. Incluso cuando me veo pateando bien desde esas distancias, se me escapan algunos prácticamente sin tocar la bola. Mi ‘feeling’ todavía es de cierta desconfianza».

Dos conclusiones y una moraleja final.

Las conclusiones:

1. Una ligera pero evidente pérdida de distancia no sólo no ha afectado negativamente a su juego, sino que además puede beneficiarle. Le está beneficiando, de hecho. Yo lo veo así de claro: distancia le sobraba, pero cuatro greenes en regulación más por torneo no le sobran a nadie.

Y además puede que de este modo cuide más su integridad física, aunque, no nos engañemos, su swing sigue siendo eléctrico, frenético. Y así será por los siglos de los siglos: el ADN de su golf lleva inscrita a fuego esta información.

2. El puzzle de sus sensaciones en los greenes se va recomponiendo, pero todavía sufre más de la cuenta con los putts cortos. La resolución de esta concreta y cruenta batalla, más emocional que de otro tipo, es la que nos separa del Quirós top-50 del mundo.

Y la moraleja. Se ve ya, más que se intuye, un potente foco de luz al final del túnel.