Faltan 696 días
Retorno a España. Vuelo a Málaga desde Liverpool. En el tren de cercanías que une el aeropuerto malagueño con la estación María Zambrano nos encontramos con un cartel que reza:
MARTILLO ROMPECRISTALES
ROMPER EL CRISTAL PARA ACCEDER AL MARTILLO
Juro que es cierto. Pero no nos pongamos pejigueros. Se entiende el mensaje. El martillo se encuentra en algo así como una urna de cristal que hay que quebrar para acceder al martillo que, en caso de accidente o bloqueo, hasta puede salvarnos la vida abriendo brecha en las ventanas del vagón. Pero hay que reconocer que así, en el primer golpe de vista, la sorprendente paradoja suena a chiste, y de los buenos.
Bien podría haber al lado otro martillo más pequeñito, en su correspondiente urna:
MARTILLO ROMPRECISTALES DE LA URNA DE CRISTAL DEL MARTILLO ROMPECRISTALES
ROMPER EL CRISTAL PARA ACCEDER AL MARTILLO
Y así sucesivamente, de martillo en martillo, rompiendo cristales.
Traslademos ahora el sorprendente aviso del tren de cercanías (viva España) al Open que acaba de finalizar, aplicándolo al magnifico torneo de Sergio García. En el locker room del Royal Liverpool, entonces, podríamos encontrarnos con algo así:
HERRAMIENTA PARA LLEGAR A LOS NUEVE ÚLTIMOS HOYOS DE UN MAJOR CON OPCIONES DE VICTORIA
LLEGAR A LOS NUEVE ÚLTIMOS HOYOS DE UN MAJOR CON OPCIONES DE VICTORIA PARA ACCEDER A LA HERRAMIENTA
Terrible paradoja, de nuevo.
Pero si lo pensamos bien, algo así es lo que ha conseguido Sergio. Se las ha arreglado para llegar al domingo con opciones de victoria en el British Open y es posible que, de ahora en adelante, disponga de nuevo de más herramientas para volver a repetirlo (motivación, aún más ganas de vencer, la experiencia de haber soortado de nuevo esa presión que no tiene parangón…).
Y no me pregunten ahora cómo ha conseguido Sergio volver a ponerse mirando al triunfo en un Grande, aunque fuera yendo a rebufo de McIlroy. Ha quedado suficientemente explicado durante la semana y yo tengo que coger otro tren…
