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Nada nuevo bajo el Golf

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Faltan 804 días

Eduardo de la Riva se sube al tee del hoyo 9, el último de su segunda ronda en el NH Collection. Llega cuatro arriba y su jornada de trabajo viene envuelta en papel de lija. No le sale casi nada.

Él y su su caddie, Job, tienen claro que para pasar el corte van a necesitar como mínimo hacer el par, pero pega desde el tee y la bola se va abriendo sospechosamente hacia la derecha. Por aquella zona no hay demasiados peligros, pero de todos modos el asunto no pinta bien. Y es uno de esos días en los que si algo puede salir mal, saldrá mal. En efecto, encuentran la bola pegada a un árbol. Casi no tiene tiro a green.

Pega como puede el segundo golpe y se cruza la calle. Bola exagerada a la izquierda, que además bota fea en un camino. Se queda a cuarenta metros del green en una zona del campo insólita. A esas alturas el bogey ya suena a música celestial porque el approach es complicado. Eduardo la deja en green, a cuatro metros de la bandera. No está mal, pero el fin de semana es una quimera, porque los greenes del recorrido gaditano no regalan nada. Más bien todo lo contrario (Jorge Campillo pateaba para birdie en el hoyo 5 desde una distancia más o menos asequible y se marchaba de allí con un doble bogey después de tirar cuatro putts). Sin embargo, lo emboca. De la Riva no suele regalar gestos y aspavientos a la galería, pero esta vez celebra el hecho con coraje…

La tarde es ventosa y fría, pero transcurre rauda. Mucho más tarde, al filo de la suspensión, Lara, García del Moral y Velasco se despiden al pie mismo de la carpa de entrega de tarjetas. Hasta sonríen, pero están abatidos. Yo lo sé. Y escuece.

Nada nuevo bajo el Golf.