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La USGA y el PGA Tour quieren revisar el uso de la televisión como elemento activo en el desarrollo de las competiciones. Se preguntan hasta qué punto debe limitarse. En el fondo de la cuestión, por supuesto, subyace el hecho de que no todos los jugadores reciben la misma atención de las cámaras.
Pero limitar el uso de las imágenes sería nivelar por abajo. Cuantos más ojos, mejor. Mayor pureza en el juego. Desde ese punto de vista deben verlo quienes más atención concentran, en lugar de sentirse perseguidos.
Y además, no siempre sale caro. Antes bien, aquellos que más atención concitan salen beneficiados de vez en cuando.
¿O limitaríamos también el número de aficionados y de cámaras que puedan ayudar a un jugador a buscar una bola perdida? No, cuantos más ojos, mejor: y no todos los partidos llevan seguramente a tanta gente que ayude en un momento de apuro como ese…
¿O se impedirá también a un profesional que identifique esa bola que se ha quedado haciendo equilibrio sobre la rama de un árbol gracias al uso del zoom de una cámara? No, cuantos más ojos, mejor: y no todos los partidos llevan tras de sí a un buen puñado de fotógrafos y cámaras de TV que ayuden en un momento de apuro como ese…
