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Otra piedrecita

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Faltan 774 días

Cada vez que coincido, me presentan o entrevisto a un joven jugador de golf con aspiraciones profesionales o simplemente con una ilusionante proyección (digamos que entre 16 y 20 años), me transformo en algo así como una versión de padre pesado y carca. Debe ser la edad, que no perdona.

Me meto donde no me llaman y antes o después les digo que el estudio es lo primero. Muy original o transgresor no parece, no.

Quizá bastaría con señalarles que, al menos, se preocupen de no abandonarse sólo en las manos de un deporte y que estimulen en su interior otras inquietudes: lectura, arte, idiomas, cursos…

La formación universitaria o de otro tipo no es sólo un plan B práctico, no es sólo la apertura de otra vía de ingresos con la que ganarse la vida. Es también algo así como un filtro que nos ayuda a tomar decisiones, a construir escalas de valores y a separar el grano de la paja.

Viene el comentario después de leer con atención un artículo (‘El futbolista notario’) que añade otra piedrecita en el plato de la balanza de la desesperanza y la impotencia: España, enjambre de esperpentos, vileza y corrupción.