Inicio Blogs David Durán Por algo lo decía este hombre…

Por algo lo decía este hombre…

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Semana de PGA, semana de Grande, el último de 2015. Y en tal circunstancia nunca está de más acudir al más grande entre los grandes de la historia en este tipo de eventos: Jack Nicklaus. (Recordemos, por si quedan dudas: 18 triunfos en su palmarés y, lo que casi es todavía más sobrecogedor, otros 19 segundos puestos. En total, 37 majors en los que terminó primero o segundo).

Pues bien, Nicklaus ha dicho en más de una ocasión que, en el fondo, para él era más sencillo ganar majors que torneos del calendario regular. Y el razonamiento que siempre ha ofrecido para aclarar tan sugestiva sentencia era y es de lo más interesante. Entendía y entiende el gran Jack que en estas semanas, antes siquiera de arrancar la competición, ya hay muchos jugadores que se están quitando del cartel de candidatos a la victoria. Lo hacen de un modo más o menos consciente, pero lo hacen: no creen en sus posibilidades reales de triunfo. De nuevo, la parte emocional del juego (confianza, determinación) por delante de los demás aspectos (estrategia, técnica, condiciones de juego)… Nicklaus, por tanto, consideraba que antes de comenzar a jugar ya se había quitado de en medio a un elevadísimo tanto por ciento de rivales. Sin embargo, según su manera de ver las cosas, en el resto de torneos, todo aquel que estuviera sano para jugar al golf era un ganador en potencia, poco más o menos.

Si se mira bien, no hay ni rastro de arrogancia en su discernimiento. Más bien al contrario. Atribuye a la gran mayoría de profesionales de alto nivel las capacidades golfísticas necesarias para cantar victoria cualquier semana. Rickie Fowler, sin ir más lejos y tal y como ha recordado hace unas horas, reconoce que lleva tiempo tratando de tener en cuenta está enseñanza de Nicklaus y que le va muy bien.

El mensaje del Oso Dorado parece claro: la convicción en tus propias posibilidades es un factor determinante. La cuestión es: ¿había algo de verdad empírica en sus sensaciones o se trataba sólo de una simple exageración, una pirueta dialéctica diseñada precisamente para enviar al mundo dicho mensaje? Y la respuesta a esta pregunta puede coger a muchos por sorpresa, porque en efecto hay una gran verdad objetiva en la afirmación de Nicklaus: con los números en la mano, a lo largo y ancho de su carrera en plenitud fue más sencillo para él ganar Grandes que torneos del circuito regular.

Anoten los siguientes datos:

Jack Nicklaus jugó 164 Grandes en su carrera y quedó primero o segundo en 37 ocasiones, o lo que es lo mismo, un 22,50 por ciento de las veces. Pues bien, sin contar los majors, resulta que el Oso Dorado quedó primero o segundo en el circuito americano en un 21,80 por ciento de los torneos regulares que jugó, una cifra inferior. (Sin contar los majors, jugó 431 torneos del circuito regular, de los que ganó 55 y fue segundo en 39 ocasiones).

Afinemos aún más, centrándonos sólo en las victorias. Si concedemos a Nicklaus una plenitud de juego que llegara hasta los 50 años de edad, resulta que hasta ese momento ganó exactamente el 15 por ciento de los majors que jugó y sólo el 14,51 de los torneos del circuito americano regular, sin contar los majors. Si le concediéramos una plenitud de juego hasta los 55, el cálculo también sale favorable a las sensaciones del Oso Dorado: ganó el 12,85 por ciento de los majors que jugó y sólo el 12,76 por ciento de los torneos del circuito regular que disputó, sin contar los majors.

La prueba definitiva del aserto del gran Jack, en todo caso, es que el último torneo que ganó antes de hacerlo como Senior, bien fuera Grande o del circuito regular americano, fue el Masters de 1986.