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Qué bueno cruzarse con ellos

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La experiencia de los dos torneos en el Golf Dar Es Salam de Rabat, ellas y ellos separados por un centenar de metros y compartiendo comedor y otras menudencias de intendencia, ha sido gratificante. Positiva. Seguro que ambos circuitos, Ladies y European Tour, encuentran el modo de sacarle punta a futuros proyectos de similar perfil. Merece la pena que lo intenten.

Si además gana una española, Nuria Iturrios, y un español lucha por el triunfo hasta el último suspiro, Nacho Elvira, la semana se hace algo más que llevadera…

Y ya que estamos con Nuria y Nacho, permitan algunas reflexiones sobre su éxito puntual, que seguramente sea el pico del iceberg. En un país, España, en el que demasiadas veces canta bingo el trepa, el oportunista, el pedorro bien relacionado, el mentecato enchufado, el vago y el iluminado encantador de pardillos e ingenuos, voceador de prebendas imposibles y de todos los derechos, lo sean o no, nunca de los deberes; en un país como el nuestro, decía, es un alivio necesario cruzarte con estos chicos que tratan de hacer las cosas bien. Sin más y en infinitivo: tratar de hacer las cosas bien.

Iturrios es una loca del entrenamiento. Entiende que es lo mínimo que puede hacer si se ha dedicado a una profesión como la suya. Mucho ojo: ella está marcando las diferencias por ese lado. Trabajo y trabajo junto a José Luis Palacios. Horas y horas. ¿Por qué no? ¿No es así como lo hacen las coreanas? ¿Es que una golfista española tiene prohibido trabajar en doble y triple sesión?

En el caso de Nacho me quedo con la convicción en un proyecto a largo plazo sustentado en un equipo de trabajo entusiasta y profesional. Entusiasmo y profesionalidad: suena bien. A Elvira le ha ido mejor en cuanto entendió que este gran circo se ventila en una eterna carrera de fondo y que, por tanto, los nervios y las prisas sólo son fuente de frustración en el campo y en el día a día.