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Un día cualquiera…

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Faltan 827 días

Si sales de la sala de prensa del Palais Royal y coges a la izquierda, andas unos cien metros, quizá ochenta, y vuelves a girar a la izquierda tomando un sendero bucólico-campestre, llegas a un claro donde bien pudiera hallarse la casa de los siete enanitos y Blancanieves tendiendo en el porche…

Pero no. Está el green del hoyo 12, par 3. Y viene José María Olazábal, que ha dejado la bola cerca de la bandera, pero fuera del green. Tiene un chip delicado, porque primero debe escalar una pendiente corta y pronunciada y luego avanzar unos pocos metros hasta la bandera. Por supuesto, deja dado el par y a punto está de hacer el birdie.

Regreso y hago una parada de siete minutos para comer un par de croasancillos rellenos de chocolate.

Cojo a Chema de nuevo en el green del 13. Par. En el 14, otro par 3, pega un mal tiro. La bola se ha podido quedar incrustada en el talud-pendiente que separa al green del agua. Pero se ponen todos a buscar y no la encuentran (VER FOTO). Doble bogey.

En el 15, par 5, gran drive, buena madera de calle, otro chip magnífico desde el borde del green y birdie fácil. O eso es lo que parece, fácil, pero no lo es…

En el 16, par 3 de nuevo. Tirazo del capitán al borde de la olla donde está la bandera. La bola, sumisa, rueda hacia el hoyo, pero pasa tres dedos por la izquierda. No ha hecho hoyo en uno por muy poquito. El birdie tampoco sabe mal.

En el 17, par 5, salida a calle, un segundo tiro muy inteligente y otro chip magistral que deja dado el birdie. Parecen sencillos estos aprochitos alrededor del green en manos del vasco. Ja.

En el 18, el par 4 que suele arrojar la media más alta de golpes al final de la semana, Olazábal pega una buena salida y pierde calle por muy poquito, pero el segundo tiro se le va al bunker y se le queda fea, más clavada que otra cosa… Bogey. Me giro porque Lara viene por el 9 y me cuenta campechano la desgracia de sus dos dobles bogeys: en el hoyo 4 desde el centro de la calle y en el 5 después de perder la bola de salida. Pero el valenciano no se arruga: “hay que hacer tres o cuatro menos por los segundos nueve”. Y se pone a ello, porque poco después de llegar a la sala de prensa de nuevo, le hace birdie al 10. Y luego al 11…

El viento todavía no sopla y casi pueden escucharse las pisadas de los jugadores por el fairway porque al otro lado de las cuerdas no hay nadie. Ya se sabe: esto es un Palacio Real. Muchedumbres, las justas. Siem se ha vuelto loco con cinco birdies por los primeros siete hoyos. ¿Pero a este no le dolía el cuello?

Un día cualquiera en un campo único. Y la primavera, que se abre paso a codazos.