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Escribe David Durán sobre LIV Golf

Una explicación muy simple al cisma

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Tiger Woods
Tiger Woods pega el golpe de salida en el hoyo 2 en el Masters. © The Masters

Como diría aquel: es el dinero de las televisiones, idiotas. Es cierto que el capital saudí también busca a largo plazo una profunda reconversión, por aquello de que el petróleo no durará toda la vida (saben a ciencia cierta qué día habrá que cerrar los pozos), una transformación que pasa entre otras cosas por hacer de aquel país un enclave de peso del turismo de medio y alto nivel, parcela en la que el golf destaca desde cualquier enfoque estratégico que queramos darle al asunto. Pero, como bien ha explicado Mike Whan, actual alto ejecutivo de la USGA y hasta hace nada al mando de las riendas del LPGA Tour, que además ha demostrado ser una de las mentes preclaras del golf mundial, ni siquiera el insondable capital saudí está por la labor de tirar unos cuantos cientos de millones de dólares al año. De eso nada. El negocio es el negocio.

El plan primigenio (antes, de aquella Premier Golf League, ahora de LIV Golf) se basa en una idea tan simple como ambiciosa. Si juntamos a los cincuenta mejores jugadores del mundo entre quince y veinte semanas al año, nuestra capacidad para negociar los derechos televisivos crecerá exponencialmente, hasta el punto de poder doblarlos y hasta triplicarlos, según algunos estudios que tanto PGL como LIV han realizado al detalle. 

Ni que decir tiene que el golf no puede aspirar a las astronómicas cantidades que, por ejemplo, maneja la National Football League (NFL), cuya última negociación de los derechos televisivos, ya cerrada, se fue a los 110.000 millones de dólares por once años, unos 10.000 millones al año. Ni tampoco se acercaría al listón de la NBA, que trata de cerrar un acuerdo multimillonario (puede que esté ya más que atado) de unos 7.000 millones de dólares anuales.

Pero sí se estima que el golf, vendido como un paquete global, en el que por supuesto tendrían mucho que decir los cuatro ‘majors’, podría alcanzar los 1.500 millones de dólares anuales, incluso los 2.000, unas cifras a las que ni por asomo se llega en la actualidad (el PGA Tour ingresa por derechos televisivos en torno a los 600 millones anuales).

Las comparaciones son odiosas, pero LIV Golf ha sabido trabajar con ellas a la hora de sentarse con los agentes de los grandes jugadores: resulta que Tiger Woods, en el PGA Tour, ha ganado en el terreno de juego 120 millones de dólares en 25 años de carrera, o lo que es lo mismo, 4,8 millones por año… Una cantidad que cobran docenas de jugadores en la NBA que apenas alcanzan los diez minutos de juego por partido y cuyo impacto publicitario es poco más que nulo.

Esta es la madre del cordero. Pensemos que Stephen Curry, después de firmar su último contrato, tiene asegurados una media de 54 millones por año hasta 2026. ¿Y por qué no las grandes estrellas del golf mundial pueden acercarse siquiera a tales ingresos? Esta es la pregunta que se ha deslizado convenientemente en los oídos de los Dustin Johnson, Bryson DeChambeau y compañía…

Porque en este punto entra también toda la cuestión de los derechos de imagen digitales, que los jugadores del PGA Tour tienen cedidos al ciento por ciento al circuito (firman un contrato anualmente al respecto). También se los cederán (ceden) a LIV Golf, pero tienen garantizados unos ingresos por contrato en base a todos los conceptos, que en el caso de Johnson, por ejemplo, se estiman en torno a los 25 millones anuales antes de pinchar en el primer tee del primer torneo del año.

4 COMENTARIOS

  1. Pga tiene que espabilar o se va a quedar solo. Como los taxistas con Uber. Adaptarse, renovarse sin perder la escencia, pero no dormirse en los laureles. Ya van tarde.

  2. Recomiendo para los que sepan ingles un articulo de Dan Wolken en Golfweek al respecto del ataque que en muchos medios los jugadores que han fichado por el LIV. Pone claramente de manifiesto el doble rasero que usa en America a este respecto. Si el mayor circuito del mundo fuera el DP World Tour y el dinero saudi se inyectara en el PGA Tour para hacerlo mas importante, seguro muchos jugadores americanos y la prensa no estarian diciendo lo mismo.

    No hace ni 5 meses Bubba Watson, Harold Varner III, Matthew Wolf, Ancer, Cameron Smith, Fleetwood, Nieman, Lowry, Schauffele, Finau, Hatton, Leishman… estaban jugando el torneo de Arabia Saudi. Que los que se han marchado ha sido por dinero no creo que se le escape a nadie, pero el PGA Tour y su forma de enfocar el tema puede acabar obteniendo el castigo que merece: un circuito que siempre ha ninguneado al resto de circuitos profesionales (dinero, puntos ranking mundial) y que invirtio en el DP World Tour claramente para «controlar» sus decisiones en este asunto (por mucho que lo vendieran como una ayuda). Que el PGA Tour sea una tratada fiscalmente como una organizacion sin animo de lucro, con un sustancial beneficio de ahorro fiscal para una organizacion que maneja 1.5 billones (con B) de dolares al año, es de chiste, pero claro el lobby del golf en estados unidos a nivel politico ya se sabe lo fuerte que es, tan solo recordar los negocios y aficones principales del anterior Presidente.

    En el fondo, es simplemente un tema de dinero. Y si la huida de jugadores al LIV no ha sido masiva ha sido en la mayoria de los casos por el miedo a las represalias. Pero visto lo visto, esto puede acabar siendo un goteo constante.

  3. Para hacer justa la comparación, habría que incluir los dineros que ha ganado Tiger en publicidad, porque los 100 millones que cobra DJ no son por ganar, no son premios como los de TW, son un patrocinio por jugar, una esponsorización.

    La pena de todo esto, es que me temo que el golf va a salir perdiendo.

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