Inicio Blogs David Durán Una historia doméstica con toque bohemio y ocho certezas

Una historia doméstica con toque bohemio y ocho certezas

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Lunes 18 de abril a las 8,50 de la mañana. Hace unas horas, como quien dice, ha finalizado un magnífico Open de España en Valderrama. Ahora nos dirigimos a La Reserva de Sotogrande, donde el capitán del equipo olímpico masculino de golf español, Manuel Piñero, ejerce de anfitrión en una jugosa cita que servirá para celebrar el retorno del deporte de los catorce palos a los Juegos. Allí vamos a encontrarnos con el propio Piñero, Olazábal, José María Cañizares, Sergio García… Y Seve. Porque el nombre del cántabro siempre anda presente cuando se juntan según qué personas en una mesa o en una foto.

Por desgracia, el coche se queda sin gasoil y nos deja tirados. En realidad, ya venía avisándonos, así que no le echemos la culpa al coche. María Madrigal acude rauda en nuestra ayuda con una garrafa de cinco litros. Es el hada buena. Sin embargo, el coche no arranca. Lo nuestro  es de una torpeza máxima.

Llega la grúa. Nos lleva a un taller de Pueblo Nuevo de Guadiaro. Seguimos intentando arrancar el coche de vez en cuando. Nada. En el taller revisten la situación con una jerga doméstica, pero muy ‘profesional’: que si hay que purgar el coche, que si hay que sangrarlo…

Oiga, que es un automóvil, no una ternera.

Justo enfrente hay una tienda de ropa femenina. Se llama BoheMia. Por ahí anda el dueño, entrando y saliendo. Llama la atención que justo al lado de la puerta del local tiene puesta una mesita y dos sillas, unas revistas y un cenicero. Será para que el mozo de turno se siente al sol mientras su pareja anda probándose ropa y complementos.

Me pongo a ojear las revistas. Son de golf. Para ser más exacto: se trata de unos folletos gruesos que repasan algunos campos del sur de España. Estamos en Pueblo Nuevo de Guadiaro, no lo olvidemos, donde a cada vuelta de la esquina te puedes cruzar con un hándicap 10 sin saberlo, sea dueño de una tienda de ropa, carnicero, barman o concejal.

El hombre me dice que me siente tranquilo a la mesa, pero yo le cuento lo que nos ha pasado con el coche. Y nos dice que tiene uno de la misma marca. Y que los de esta marca no necesitan purgados, sangrados, ni tampoco de la madre que los parió…

Así que deja de decir y se pone a hacer. Se sube al coche y por supuesto no tarda ni veinte segundos en arrancarlo.

Llegamos tarde a La Reserva, pero llegamos. Y después de una intensa semana nos marchamos de allí con al menos ocho certezas:

1. Andrew Johnston no es el tipo más glamuroso del circuito, pero es un gran tipo al fin y al cabo. Su franqueza lo delata. También su sencillez. Y es un gran jugador. Hay que serlo para ganar en un Valderrama ventoso. Si de verdad se pone a patear mejor se puede hinchar a ganar torneos.
2. Pablo Larrazábal terminará enganchando la semana redonda más pronto que tarde y volverá a ganar en 2016.
3. Pep Anglés nos seguirá dando mucho que hacer y escribir.
4. La Armada está viva. Sana y dispuesta.
5. Sergio García se ha comportado como un anfitrión de cinco estrellas. Dentro, fuera del campo y en todos los sentidos.
6. Todavía no alcanzamos siquiera a sospechar el bien que los Juegos pueden hacerle al golf.
7. Conviene parar en la primera gasolinera cuando se enciende la luz de la reserva.
8. Hay un señor bohemio en Nuevo Guadiaro que regenta BoheMia, una alegre tienda de ropa con la entrada y los marcos pintados de amarillo, que a lo mejor no juega tan bien como Johnston, pero que probablemente es tan buen tipo como el inglés. Que tiene folletos de golf en una mesita y que gasta el swing de Ben Hogan con una llave de contacto en la mano.