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Una serena y dulce espera (a estos tíos no hay quien los pare)

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José María Olazábal pega un golpe de salida en el Olazábal&Nadal Invitational 2018. © Luis Corralo
José María Olazábal pega un golpe de salida en el Olazábal&Nadal Invitational 2018. © Luis Corralo

En el hoyo 1 de Pula Golf, donde se está celebrando la sexta edición del Olazábal & Nadal Invitational, competición en formato Pro-Am, soplaba el viento hoy a las nueve de la mañana en contra y con rachas que llegaban tranquilamente a los cincuenta y sesenta kilómetros por hora, llevando y trayendo además bofetadas de agua…

A esa hora, a las nueve, tenía que empezar la competición, así que no quedaba más remedio que postergar el inicio. Pasado el mediodía, al fin, José María Olazábal pegaba en el tee del 1, no sin cierta aprensión. “Hoy es de esos días en los que se puede hacer distancia negativa”, decía, con un deje de risa floja y lágrimas en los ojos. No es que Chema estuviera emocionado, es que el huracancito meneaba los lagrimales a placer.

“Hoy es de esos días en los que se puede hacer distancia negativa”

Quizá no soplaba tanto como algunas horas antes, pero todavía intimidaba, incluso a alguien tan experimentado. ¿Qué no ha visto, gozado o padecido este hombre en un campo de golf?

Antes, la dulce y serena espera. Y si hay que hablar de golf, se habla. En fin, seamos honestos: la verdad es que casi no se hablaba de otra cosa. José Manuel Lara, por ejemplo, nos cuenta su experiencia aleccionadora (¿devastadora?) saliendo a jugar junto a Adri Arnaus, por aquello de la diferencia de pegada y de cómo vienen los nuevos cañoneros. Madre mía, madre nuestra, a dónde nos lleva este golf moderno: setenta y tantos pasos llegó a contar entre las dos bolas y eso que la de Adri apenas había rodado…

Una mesa más allá, en el acogedor restaurante de Pula que cuelga sobre el green del 18, Toni Nadal y Álvaro Quirós discuten (¿cómo cada año?) sobre la dificultad o no de este bendito juego de los catorce palos. Toni defiende que el golf sea probablemente el deporte más sencillo, como lo prueba el hecho de que, mal o bien, pueda jugarlo todo el mundo. A muchos, sin embargo, nos parece de largo el más complicado…

Toni Nadal y Álvaro Quirós discuten (¿cómo cada año?) sobre la dificultad o no de este bendito juego de los catorce palos

Carlota Ciganda y Chema departen sobre todos y cada uno de los efectos que el putter puede producir en la bola, según sea el tipo de swing. La navarra está encantada con su primer encuentro con Phil Kenyon, hoy el gurú entre los gurús del putting green. Como para no estarlo.

El viento no iba a dejar de soplar, pero el sol todavía se iba a empeñar en asomarse por cada esquina del campo, hasta llegar a calentar los mofletes, si uno prestaba un poco de atención. Es la magia de este tipo de encuentros, de estos parajes. Y de los padrinos. A estos tíos no hay quien los pare.