Seguro que en la existencia de Álvaro Velasco hay también claros y oscuros, ansiedades e incertidumbres; jornadas de picnic campestre y otras en las que no se está para nadie.
Pero cuesta un mundo dar con alguien cuya forma de ser y estar responda mejor que la suya a la definición que la Real Academia hace de BONHOMÍA. ‘Afabilidad, sencillez, bondad y honradez en el carácter y en el comportamiento’.
Si Álvaro gana, como ha ocurrido este domingo en tierras francesas, es que han ganado los buenos. Como en los western clásicos.
Hasta le cae bien a Velasco el papel de sheriff contenido y sobrio, recto, tímido pero con agallas, que al final salva la vida de John Wayne, el pistolero legendario que vino a ayudarle a echar a los malos del pueblo…