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Eso es lo que parecen decir Alejandro Cañizares y su caddie, Íñigo Urquizu, cuando miran el wedge de 58 grados que lleva en la bolsa el jugador español. Virgencita, virgencita, que se quede como está…
La semana pasada fue el mejor palo en su bolsa. Cañi sentía que podía hacer casi lo que se propusiera con él en las manos, pero sufrió un pequeño accidente. El domingo, en el hoyo 16 del Abu Dhabi Golf Club pegó un mal segundo tiro y la bola se fue rumbo al agua, quedándose finalmente muy mal colocada entre pedruscos. Pero Alejandro vio la posiblidad de jugarla… Metió el palo, su 58, casi milagrosamente entre dos piedras de considerable tamaño y peso, pero no pudo evitar la herida de guerra (VER FOTO). Para colmo, la bola salió, pegó en un árbol y, ahora sí, se pegó un chapuzón.
A Cañizares le entró una risa floja de desesperación allí mismo.
Mañana inicia su participación en el Qatar Masters con el palo todavía magullado. Le han pedido a Titleist que le haga dos réplicas exactas de la herramienta, en vista de lo bien que se siente con ella, pero todavía no están terminadas.
