Inicio Blogs El Ala Este del PGA Tour Cuánto puede cambiarte la vida

Cuánto puede cambiarte la vida

Compartir

Todos los fines de año me hago la misma pregunta, y no deja de sorprenderme cómo te puede cambiar la vida en 365 días. En mi caso, hace un año ni podría imaginarme remotamente que hoy, 1 de enero, de 2014 estaría instalada en Miami con mi familia. De hecho, creo que prácticamente ni sabíamos de la existencia de Key Biscayne, ya que la primera vez que vinimos fue durante el torneo de Doral del año pasado a una cena.

Recuerdo que nada más entrar en la isla, tanto Gonzalo como yo decidimos que sí alguna vez veníamos a vivir a Estados Unidos, este sería el sitio. En aquel entonces lo veíamos como algo viable, pero no muy cercano. Gonzalo había intentado sacarse la tarjeta americana a través de la escuela a final de año y no lo logró, así que dejamos el tema un poco «aparcado». Y de pronto llegó el tercer puesto en Bay Hill, empezó a destacar en los Majors, a estar arriba en torneos importantes… y aquí estamos, afrontando con toda la ilusión del mundo esta temporada, que para él comenzará la semana que viene en el Volvo Champions de Sudáfrica.

Gonzalo ha empezado ya a entrenar a diario con Mariano, y ha tenido ocasión de jugar Crandon Park y el Blue Monster de Doral. Se estrenará en el PGA Tour en el Farmers Insurance en San Diego, a finales de mes.

El 31 cerramos el año de la manera que más ilusión me podía hacer: ¡pescando! Nos invitó un buen amigo, y aunque mi pobre marido no es muy fan de los barcos y de la vida marítima en general, hizo un esfuerzo porque sabía que me moría de ganas. Así que, gran madrugón, y a las 7 de la mañana de un día bastante gris fuimos a la busca y captura del famoso pez vela. Según salimos del puerto me di cuenta de que Gon se iba a arrepentir, y así fue, porque el barco no se podía mover más, y había muchísimas olas, así que se tumbó y pasó el mal rato como pudo, jurando y perjurando que era la última vez que hacía ese plan. Una pena, porque la pesca se dio fenomenal: ¡dos peces vela y tres atunes espectaculares!

Por la noche organizamos una cena en casa con unos íntimos amigos con los que pasamos todos los fines de año, y que han venido a celebrarlo aquí con nosotros para no romper la tradición, algo que nos hizo mucha ilusión. Encargamos la cena (mi cocina sigue sin tener muchos adeptos aún), y tomamos las uvas a las 6 de la tarde de aquí, para que coincidieran con las españolas, y nos sintiéramos un poco más cerca de casa. Después, tomamos algo mientras hacíamos tiempo hasta la cena, y nos hicieron una visita unos amigos que hemos hecho aquí, Íñigo y Sonsoles. Bueno, en realidad la historia de cómo se conocieron Gonzalo e Íñigo es algo distinta, pero merece la pena que os la resuma. Íñigo vive aquí desde hace un par de años, y es un gran aficionado al golf. Un día escribió en su cuenta de Twitter la ilusión que le haría ir a la Ryder de Medinah, y Gonzalo lo leyó. Le cayó bien y le consiguió dos entradas para que fuera con su mujer y su hijo, y la experiencia que vivieron fue inolvidable. Cuando vinimos al torneo de Doral unos meses más tarde tuvimos ocasión de conocerles, y casualidades de la vida, ¡ahora vivimos a cinco minutos de distancia! Nos hemos hecho amigos, y nos están ayudando mucho a adaptarnos, así que aprovecho para darles las gracias desde aquí.

Me despido hasta la próximos entrada, no sin antes desearos a todos un feliz 2014, ¡va a ser un gran año seguro!