Este Tiger 2009, flamante ganador del Buick, se parece mucho al Woods de siempre (cuatro victorias en once apariciones, nueve top tens y diez cortes pasados), pero todavía ni se acerca a su Grandeza habitual…
No ha ganado ninguna de las grandes citas. Ni siquiera se ha puesto en situación real de victoria. Incluso, ha llegado a caer estrepitosamente (British Open).
Dicho de otro modo: cuando se ha enfrentado a todos los grandes nombres y a las condiciones de juego más complicadas, sobre todo en Bethpage y Turnberry, no ha sido dominador.
Su mastodóntico talento y determinación le han llegado para sacar buenas rondas y notables clasificaciones (top ten en Doral, Masters, Open USA…), pero no para ganar.
¿Estamos siendo muy duros con Tiger? En absoluto, mientras no se demuestre lo contrario, los análisis sobre su juego y resultados deben hacerse siempre de acuerdo al excelso listón que él mismo coloca año tras año.
¿Será en agosto cuando arranque de verdad, esta semana en el Bridgestone y la siguiente en el PGA? Su juego, de momento, sigue arrojando algunas dudas. Esta semana pasada en el Warwick, recorrido del Buick, ha enseñado todas las caras de su juego: el Tiger gris e impotente (jueves), el Tiger arrebatador (viernes), el Tiger luchador, combativo, que saca petróleo donde no lo hay (sábado) y el Tiger calculador y eficaz que remata las faenas (domingo). Puede no ser suficiente para ganar ante los mejores y en recorridos más exigentes, donde es casi imposible firmar un 65 sin coger calles y grrenes.
No obstante, con este ‘muchacho’ siempre hay que guardarse las espaldas y esperar una progresión. Y viene con hambre. El escozor del Ailsa Course va a durarle meses…
