Campo de prácticas del Doha Golf Club. Gonzalo Fernández Castaño está pegando bolas…
Sesión rutinaria de trabajo. Cuando ya está acabando se acerca Álvaro Quirós y se ponen a hablar. El madrileño tiene en la mano su nuevo driver y el de Guadiaro le pregunta qué tal le va con ese palo.
Gonzalo le dice: "pruébalo si quieres".
Álvaro lo coge, lo mira, lo mueve y se sitúa en posición para pegar. Diana al primer intento. Drivazo a las nubes y rumbo al horizonte, tieso como una vela, largo, larguísimo…
Y Fernández Castaño se vuelve hacia los dos periodistas que asisten a la escena y dice, en voz baja, sin que Quirós lo oiga: "es increíble el talento y el tacto que tiene. Llega aquí, coge un palo que no ha cogido en la vida, se pone, le pega… Y le da igual. Os aseguro que si yo voy ahora y cojo su driver no pego un tiro con esa calidad ni por asomo".
Un talento, además, bien trabajado. Porque Álvaro vive por y para el golf. Esta semana defiende título en Dubai y da la sensación de que no llega en su mejor momento, o al menos no le ha ido muy bien en la gira del desierto. Pero cuando se escribe y se dice que este jugador levanta la cabeza de un día para otro, es por ejemplos como el que acabamos de detallar. Talento en acción. De nuevo volverá a aspirar a la victoria esta semana, seguro, si rebobina en su cabeza y juega golpe a golpe, sin pretender hacer el birdie antes incluso de pegarla desde el tee.