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LA CELEBRACIÓN (con mayúsculas)

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Tiger celebra el último birdie en Dubai

¿Qué ha pasado en Dubai para que Tiger retrocediera diez años en el tiempo en el modo de expresar sus emociones?

Hacía mucho, mucho tiempo que no veíamos a Tiger Woods celebrar un birdie como el del hoyo 18 en Dubai: gritos, puños al aire, trotes de aquí para allá en el green y, en definitiva, como si todo su cuerpo fuera uno de esos globos que dejamos escapar sin cerrar la válvula y van de aquí para allá, disparados, hasta caer desinflados…

De acuerdo, fue un putt monstruoso, una barbaridad, digno de celebración. Pero no estaba en juego un 'major'. Ni siquiera sabía él en ese momento que era el birdie de la victoria (aunque lo intuyese…). Así que volvamos a la pregunta: ¿qué ha pasado entonces en Dubai para que Tiger retrocediera diez años en el tiempo? Siento decepcionarles: no tengo una respuesta clara y concisa. Pero sí se me ocurre alguna reflexión al respecto:

La comentada celebración del number one es una excelente noticia para el circuito europeo. Porque Tiger ha vuelto a confirmar que al otro lado del charco se juega igual o más duro, que las victorias no se regalan, y a un gran campeón, aunque busque la perfección cada día, no hay nada que le aburra más que ganar paseándose… ¿A estas alturas, qué puede motivar a Tiger Woods? A nivel deportivo, me atrevería a decir que sólo tres cosas: superar los 18 majors de Nicklaus, conseguir el 'grand slam' en un mismo año… Y encontrarse con dias de golf como este de Dubai, donde tiene que sacar lo mejor de si mismo para superar cualquier adversidad, donde siente que no es un dios, sino sencillamente uno que lucha siempre por ser el mejor de los mortales. Que no es lo mismo.

Y, sí, quizá sea esta la respuesta, tan simple y llana, a la pregunta que nos hacíamos al principio. Esa imagen de la 'casi perfección' que Tiger proyecta tantas veces es un 'monótono' peaje que debe pagar para agrandar su leyenda (majors, grand slam…), porque, a su nivel, la cita con la victoria es casi una rutina y forma parte de su vida y de su ser. Pero a la hora de la verdad, estos campeones disfrutan de verdad cuando llegan primeros a la meta después de haber tropezado. Caer (como el sábado) y levantarse (como en esos maravillosos últimos nueve hoyos en Dubai).