Uno de los ‘agujeros negros’ de la galaxia golf absolutamente reconocible y documentado es el de Michael Campbell…
Resumimos: este neozelandés ganó el US Open en 2005 doblando el brazo de Tiger Woods en un pulso titánico, confirmándose como uno de los grandes del golf mundial.
En los siguientes años mantuvo el tipo y un buen nivel de juego, pero poco a poco dejó de asomarse al balcón de las victorias los domingos. A finales de septiembre de 2008 (sábado 27), hace pues más de dos años, firmaba un 65 en The Belfry…
Y hasta hoy. Desde entonces, Campbell sólo ha pasado cuatro cortes en el Circuito Europeo, uno sólo en 2010. Este año para más señas sólo ha logrado bajar en una ocasión de 70 golpes en 35 vueltas, firmando nueve rondas de ochenta o más golpes.
Hoy ha firmado un 67, y lo que es mejor, sin errores graves, con solidez y por la tarde, cuando las condiciones eran algo más difíciles. Todo un logro para alguien que no conseguía hilar más allá de seis buenos hoyos de golf, según ha reconocido el propio Campbell tras su vuelta.
El neozelandés explicaba la razón de su infierno y la clave de su ‘retorno’. “Ganar el US Open despertó muchísimas expectativas a mi alrededor y poco a poco la presión me fue agarrotando. Hace cinco o seis semanas me puse en manos de Bob Torrance, mi nuevo entrenador, y lo de hoy es el resultado del trabajo que estoy haciendo con él. Está siendo una travesía muy dura y larga, pero aún estoy a tiempo de volver”, afirmaba el oceánico.
